El silencio de la Buena Muerte en Alicante

La hermandad procesiona sin música y en el itinerario solo suenan los coros de miserere en varios puntos del recorrido y el golpear de los palos contra el suelo

Cuenta con la única imagen de Francisco Salzillo en Alicante, del siglo XVIII

Un instante de la procesión del silencio a su paso por la carrera oficial.

Un instante de la procesión del silencio a su paso por la carrera oficial. / Rafa Arjones

Alberto Losa

Alberto Losa

La procesión de la Hermandad del Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora de las Angustias es una de las que tiene su idiosincrasia más marcada. Más que las propias imágenes, que los costaleros o que cualquier otro detalle, lo que destaca de ella es el silencio. De hecho, se la conoce popularmente bajo este nombre, «la procesión del silencio», algo que la hermandad destaca que tratan de mantener.

El hermano mayor de la Buena Muerte, Juan María Matas, remarca esta cuestión: «Es una procesión en la que queremos mantener la tradición del silencio. Nuestra idea es que hacia fuera, hacia el público, no cambie nada».

Sus novedades para este año son mínimas, destacando el cambio de fecha del traslado procesional, que se realiza este año en el Viernes de Dolores, unos días antes del inicio de la Semana Santa, desde el convento de las Monjas Capuchinas hasta la recepción de la imagen en la Concatedral de San Nicolás: «Es una seminovedad, por así decirlo, que este año el traslado de la Virgen se realice en el Viernes de Dolores», subraya Matas.

La procesión del silencio alicantina tiene como único elemento que rompe esta ausencia de sonido un coro que entona misereres al paso de las imágenes titulares. Es en estos puntos donde el hermano mayor considera que la procesión puede ser un mayor punto de interés para quienes acuden a verla: «Personalmente, creo que cuando más puede lucir es por las calles estrechas del barrio, como la calle de las Monjas. Va un coro fuera de la procesión y es bonito de ver, aunque no diría ningún lugar concreto. El miserere se cantan a la salida, a la entrada y en algunos puntos concretos de la procesión».

Una procesión que parte desde la Concatedral y pasa por las calles San Nicolás y Virgen de Belén hasta llegar a la plaza San Cristóbal. Antes de llegar a la Rambla, pasa por las calles Pintor Sorolla y López Torregrosa, desde las que accede a la Rambla para pedir la venia cerca de la una de la madrugada. Tras este instante, comienza el final del itinerario, pasando por las calles Mayor y Muñoz, antes de realizar la entrada de nuevo en la Concatedral cerca de las 2 horas.

Durante el recorrido, una gran cantidad de promesas acompaña al Cristo de la Buena Muerte durante todo el recorrido, mientras que la imagen de la Virgen de las Angustias es la única imagen de Francisco Salzillo que procesiona en Alicante.

La procesión es muy reconocible, además de por el silencio con el que procesionan los hermanos del Cristo de la Buena Muerte, por sus túnicas y capirotes negros con capa roja. Varios de ellos portan banderas con algunos mensajes religiosos, en los que se pueden apreciar mensajes como «Padre, perdónalos, porque no saben lo que se hacen». 

La hermandad, subraya Matas, «es un punto de encuentro entre personas que no se ven en todo el año». Uno de sus puntos destacados es la gran cantidad de promesas que acompañan al Cristo. En total, indica, son cerca de 400 hermanos de los que salen casi 200 en la procesión del Jueves Santo, que inicia de noche y termina de nuevo en la Concatedral de San Nicolás ya de madrugada.

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