Expertos cuestionan el diseño del Palacio de Congresos de Alicante y aseguran que incumple las bases del concurso

Arquitectos e ingenieros destacan que el certamen exigía poder pasear alrededor del edificio, algo que no sería posible según el proyecto ganador

Lamentan la «oportunidad perdida» y la falta de espacio público para disfrute de los ciudadanos

Expertos opinan sobre el diseño del futuro Palacio de Congresos

Rafa Arjones

Alejandro J. Fuentes

Alejandro J. Fuentes

«San Carlos», el nombre que recibe el diseño del futuro Palacio de Congresos, no conquista en Alicante. Arquitectos e ingenieros de la provincia critican diversos aspectos del proyecto, rechazan de forma casi unánime que sea el mejor entre los premiados por el jurado y advierten de un detalle que podría ser clave en los próximos días: incumple las bases del concurso, lo que podría abrir la puerta a una impugnación del resultado.  

Tras darse a conocer este lunes el diseño escogido para el futuro Palacio de Congresos de Alicante, INFORMACIÓN ha reunido a reputados profesionales del sector para que analicen los distintos proyectos seleccionados por el jurado y evalúen su aportación a la ciudad de Alicante. El arquitecto Javier García-Solera reconoce que le parece «un edificio bonito», pero que, en cambio, «no es tan bueno como bonito», ya que «es muy ensimismado» y provoca que «se pierda la entidad del puerto y se sustituya por otra inventada». Además, sufre de «un déficit radical que lo invalida» y es que «anula en el muelle 9 la posibilidad de ser usado libremente», al ocuparlo por completo con el volumen donde se enmarca el auditorio principal.

Para García-Solera, ese espacio «tendría que ser una reserva clara para disfrute de la ciudadanía» pero se convierte «en un lugar de privilegio» que es «la antítesis de lo que tiene que ser un proyecto de arquitectura en un lugar como ese». Un problema, el hecho de que el edificio ocupe todo el espacio disponible en la zona, que va más allá de la opinión de los expertos, ya que iría en contra de lo estipulado en las bases del concurso. El pliego de prescripciones técnicas recoge que «la ciudadanía debe poder alcanzar la costa en la totalidad de la actuación por el borde del mar (...) quedando lejos todo planteamiento que pueda resultar barrera». Algo que, para García-Solera, no se cumple en «San Carlos» porque «privatiza el muelle 9».

Tanto el arquitecto y exconcejal de Urbanismo del bipartito, Adrián Santos Pérez, como el también arquitecto Francisco Leiva coinciden con su colega en que el favorito del jurado no respeta lo estipulado en las condiciones del certamen, siendo susceptible de impugnación por parte de algunos de los estudios no seleccionados. Pérez, al frente de la concejalía entre 2019 y 2023, lamenta que, con este modelo, «se pierde todo el espacio público y la conexión con el mar».

El diseño, apunta, «está pensado para que lo vean los cruceristas, pero no para los ciudadanos» y tampoco «se ajusta a las necesidades que se requieren, como potenciar el espacio público y poder ir allí a disfrutar del mar». El exconcejal sostiene que la crítica que puede suscitar el proyecto es «la falta de sensibilidad con el entorno» y señala que el acceso principal queda «escondido» tras el Panoramis, sin una explanada o plaza de acceso que sirva como «área de presentación» a la llegada, como sí ocurre en el ADDA y en otras construcciones similares.

En la misma línea, Francisco Leiva se muestra decepcionado con el resultado del certamen y considera que la ciudad se encuentra ante «otra oportunidad perdida» dado que el futuro Palacio de Congresos, aunque cuenta «con una imagen potente», esta «únicamente se ve desde los cruceros». Leiva afea que no se haya aprovechado para «generar espacio público de calidad en uno de los mejores lugares de la ciudad» sino que se haya optado por «un proyecto que excluye al visitante y ocupa absolutamente todo, cambiando la fisionomía del puerto» pero «sin entender su valor patrimonial ni generar un espacio de convivencia ni de reunión nuevo».

«No me dice nada»

Misma sensación tiene el ingeniero de caminos y catedrático de la UA José Ramón Navarro Vera, quien reconoce con franqueza : «A mí no me dice nada, debería ser una pieza protagonista del paisaje del puerto» puesto que, para él, lo fundamental en este tipo de proyectos es «cómo dialogan con el puerto y con la ciudad». En cuanto al resultado del concurso, Navarro Vera echa en falta «más alicantinos en la lista de premiados». Entre los diez proyectos reconocidos por el jurado, únicamente «La Playa», de Arturo Calero y Sonia Miralles, se diseñó en la ciudad donde se ubicará el futuro edificio. En este caso, Miracle Arquitectos se ha hecho con uno de los dos accésits de 15.000 euros que contemplaba el certamen.

Sobre los criterios seguidos por los jueces también se ha pronunciado el arquitecto José Luis Campos. Si este lunes se valoraba que el proyecto fuese «ejecutable» y pudiera cumplir su función «ajustándose al presupuesto», Campos opina que la propuesta «puede parecer la más barata» pero que, en la práctica, podría no serlo» ya que entraña una gran complejidad estructural. Además, el arquitecto reconoce que San Carlos era «sin duda alguna, la propuesta más dura» de los tres primeros premios: «Le falta espacio público, aunque tiene una idea fuerza muy potente que es imitar a un castillo». Sobre las aspiraciones políticas de crear «un hito» fotografiable a la altura de otras icónicas construcciones a nivel mundial, Campos incide en que «no se puede hacer la Ópera de Sídney por 70 u 80 millones de euros» y en que «ya en los carteles se ve que el estudio no es de Alicante, porque no han planteado ninguna imagen con el castillo de Santa Bárbara de fondo».

Tampoco convence la apuesta del jurado al presidente del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Andrés Rico, quien asevera que «hay otros conceptos que son mucho más abiertos y accesibles» mientras que el se ejecutará en un futuro «nos bloquea el acceso al muelle y al mar». Para Rico, el ganador «es visualmente impactante y bonito, pero genera una medianera, está muy encima de Panoramis y considero que no tiene bien resuelto el tema urbanístico». Al igual que sus colegas, incide en que «en una ciudad como Alicante no podemos perder la línea del mar para el paseo y el disfrute», algo que sí ocurriría de terminar construyéndose el Palacio de Congresos tal y como está planteado ahora mismo.

Al margen del problema con el espacio público, cuyo diagnóstico comparten los expertos citados, la arquitecta Ane Ferreiro ve un conflicto más: el aparcamiento semicubierto que conecta ambos edificios. «No creo que sea necesario, puesto que ya existen otros dos subterráneos en la zona que están vacíos» por lo que defiende que «igual que se retuercen las bases para invadir el espacio público se podría hacer igualmente para restar hueco a los coches».

En el otro lado de la balanza, el también arquitecto Roberto Pérez-Guerras rompe una lanza en favor del diseño ganador y recuerda que se trata de «un anteproyecto» que aún puede incluir modificaciones en un futuro. Para él, el edificio «está bien concebido y une dos volúmenes que no tienen nada que ver a través de un hilo conductor» que los hace encajar. «Hace años que peleamos por la necesidad de un Palacio de Congresos para Alicante, era un espacio que sin duda necesitábamos para la transmisión de conocimientos», además, cree que el concepto que se construirá «transmite fuerza, rigor y todo aquello que tiene que transmitir» y no coincide con que deba ser algo «muy florido» puesto que el contenido que albergará requiere que sea «rígido y tajante».

Suscríbete para seguir leyendo