Una colosal gruta labrada a mano: «Adentrarse en La Británica es una experiencia fascinante»

El silencio y el olor a quemado contrastan con la majestuosidad de sus gigantescas bóvedas

La oscuridad es absoluta salvo en un momento del mediodía en el que el sol se cuela por un respiradero

Así es el interior del los antiguos depósitos de petróleo Abandonados "La Británica" en la Serra Grossa de Alicante

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Silencio, oscuridad, olor a cerrado y quemado y la sensación de estar ante algo único. Adentrarse en los depósitos de La Británica es una experiencia «fascinante», según relatan expertos que han tenido el privilegio de penetrar en sus galerías y bóvedas. Aunque el Ministerio de Hacienda mantiene cerrados sus tres accesos con candados, los actos vandálicos hacen que sea posible entrar en la instalación por al menos una de sus puertas, que está rota.

La oscuridad es total. Es un lugar fresco, con una temperatura estable, que huele a cerrado, con un olor a quemado sobre todo en la parte más profunda del complejo, debido al incendio que sufrió tras cesar su actividad en 1966, durante las tareas de desmantelamiento de los depósitos de petróleo. Lleva casi 60 años clausurado, y al contar con solo tres pequeñas puertas, situadas junto a la línea de TRAM, y varias aberturas y respiradores, su ventilación es mínima o inexistente, al igual que su iluminación.

Rubén Bodewig, arquitecto que realizó en 2021 el anteproyecto de musealización encargado por el Ayuntamiento para respaldar la petición de cesión, ha visitado en varias ocasiones la instalación. Es también miembro de Alicante Vivo y conoce bien el complejo desde hace décadas. Explica que esta extraordinaria infraestructura subterránea se excavó de forma manual y con algo de explosivos. «La temperatura es estable y la oscuridad es total», salvo cuando el sol está al sur, en un momento determinado del mediodía, y los rayos se cuelan por uno de los respiraderos. Asegura que es un momento muy especial, y destaca la necesidad de recuperar e iluminar los depósitos «para ver la magnitud del tesoro que tenemos».

Plano de los depósitos bajo tierra -izquierda-. A la derecha, el único que queda en pie en la superficie

Plano de los depósitos bajo tierra -izquierda-. A la derecha, el único que queda en pie en la superficie / INFORMACIÓN

Por su parte Carlos Rizo, profesor de la UA que realizó el estudio sobre el gas radón en 2017, explica que «entrar a La Británica es fascinante por la historia que tiene detrás. El clima dentro es muy fresco y húmedo, ya que está dentro de la montaña. Lo más característico es la oscuridad que hay dentro y la sensación que produce el no escuchar nada».

En cuando a si es un laberinto, Rizo señala que «la sensación es la de una cueva ordenada. Realmente es difícil perderse por el orden que tiene. Si no te desorientas es fácil volver por el mismo camino». Y ha agregado que «en el interior hay utensilios de trabajo y el olor es muy fuerte a hoguera dentro de las cámaras del final, donde la ventilación es menor».

El complejo subterráneo está conformado por tres pasillos con una medida de dos metros de alto por tres de ancho. Y los recintos donde se ubicaban los depósitos de chapa circular -que fueron retirados- son una joya. Hay ocho con una bóveda de 20 metros de altura, y 18 metros de diámetro, con una capacidad para 2.000 metros cúbicos. Y otros 16 más pequeños, 8 a cada lado, con capacidad para 500 metros cúbicos.

Vagonetas

En su interior quedan vagonetas, raíles, cables eléctricos... entre suciedad y abandono. En 2008 se organizó una visita con motivo de las obras de FGV en la zona, para la que se instaló iluminación portátil -que se retiró después- y se pusieron plásticos en el suelo para que no se levantara el abundante polvo y tierra que se ha adueñado del complejo industrial.

Desde fuera se ve que los depósitos están habitados por gatos, a los que alguien da de comer en una de las puertas. Y varios sintecho viven en su entorno. Mientras, La Británica sigue durmiendo, a la espera que Alicante despierte para poner en valor un enclave único y darlo a conocer al mundo.