Clasificación: *** ? Título original: Kimi to, nami ni noretara. Japón, 2019. Director: Masaaki Yuasa. Guion: Reiko Yoshida. Fotografía: Toru Fukishu. Música: Michiru Oshima. 94 minutos.

Encantadora y con una notable sensibilidad es una de las mejores películas de animación tradicional que se ha estrenado en España en los últimos meses y nos congratula por entero con el género y con la cinematografía japonesa, que se ha convertido en la más firme y brillante responsable de un cine que ha pasado por momentos muy delicados, con el fenómeno de la digitalización y las nuevas y revolucionarias técnicas visuales. Pues bien, que a pesar de todo esto y de las inversiones multimillonarias de Hollywood estos largometrajes de dibujos, que pueden parecer primitivos a muchos, hayan superado tales riesgos supone un enorme mérito. La prueba más elocuente es esta joya romántica e infestada de emociones que ganó el primer premio del Festival de este género, Fantasía Film Festival y que obligó al jurado a proclamar que «este híbrido continuo de animaciones en 2D y 3D, con paisajes pastorales y el agua como protagonista, es todo un viaje emocional».

Por encima de cualquier y enriquecedora consideración, 'El amor está en el agua' es un precioso cuento romántico en el que se compaginan el reto físico, centrado en una imágenes tan sencillas como vistosas de surfistas en plena dedicación a las tablas, y la emoción de los sentimientos. Para ello ha empleado como instrumento base una delicada historia de amor y una perfecta técnica narrativa con dibujos, logrando que la cohesión entre los dibujos y las fotografías y los decorados de fondo sean casi insuperables. Es la forma de rendir cualquier hipotética resistencia por parte un público que sienta que se ha abusado de ingredientes en teoría empalagosos. De hecho el romance del bombero Minato y la surfista Hinako no tiene desperdicio. Ni siquiera cuando el relato supera las limitaciones, que acaba superando, de una fantasía que rompe todos los límites, incluidos los de la propia muerte. Y es que los dos amantes, conducidos por una bella melodía, se identifican tanto con el agua que harán de ella el paraíso de sus encuentros sobrenaturales. Y todavía les quedan emociones que disfrutar.