Un nuevo personaje que engrosa la galería interminable de superhéroes de Marvel Comics. Supone una aportación interesante, superior incluso a las últimas incorporaciones que resalta, sobre todo, por su sentido del humor y por englobar a dos seres distintos en un único cuerpo. Con ecos lejanos de Superman, que además también era periodista en su actividad profesional, nos enseña las claves de Eddie Brock, por un lado, y de un monstruo fruto de la simbiosis por otro. Porque Venom es un ser terrorífico y con una infinita capacidad de destrucción que resalta por una cara con unos grandes ojos blancos, una boca infestada de dientes afilados y una pegajosa y larga lengua que se adapta perfectamente a la fisonomía de sus víctimas.

La película tiene una estructura clásica al respecto, en base a la cual la primera mitad, como sucedía en 'La mosca' sin ir más lejos, recrea el proceso por el cual se produce la fusión entre Eddie y el alienígena. En este sentido asistimos al eterno duelo entre el científico Carlton Drake, y el reportero, convertido en una obsesión que ha puesto en la picota la relación de él con su novia Anne. Cuando la simbiosis, finalmente, se hace realidad el periodista adquiere los consabidos superpoderes que hacen de él un ser invencible.

En este aspecto hay que subrayar que el fin perseguido por los productores se ha conseguido, de modo que logran preservar, desde su primera aparición completa hace 30 años en el número 300 de la colección 'The Amazing Spider-Man', la imagen de supervillano de Venom, convertida en una de las más entretenidas para los lectores de Marvel. Es relevante destacar, por otra parte, la presencia del actor británico Tom Hardy, que da vida con propiedad al protagonista, un tipo obsesivo, empeñado en desenmascarar a los indeseables que se cruzan en su camino.