El MACA ha engrosado los fondos de su biblioteca en más de 200 volúmenes, gracias a la donación realizada por el Museo Reina Sofía. Son en total 223 las publicaciones que el centro madrileño ha depositado en el alicantino, un conjunto bibliográfico de gran interés, ya que, según afirma la directora del MACA, Rosa Castells, muchos de ellos están descatalogados y no se pueden conseguir.

El Reina Sofía tomó esta iniciativa al tener excedente de libros y le propuso al museo alicantino un listado con títulos relacionados con el arte. Al final se escogió este conjunto que todavía está siendo catalogado.

«Son todas muy buenas publicaciones», afirma Arancha García Espinosa, encargada de la biblioteca del MACA. «Casi todos son catálogos de exposiciones , folletos y libros de museología y didáctica». La importancia está, sobre todo, en las que ya no se pueden encontrar. «Hay publicaciones muy antiguas y están prácticamente fuera de mercado, en el Reina Sofía ya no se pueden encontrar».

Que hayan contado con el centro alicantino en esta iniciativa «como centro de arte moderno» es algo a destacar, «porque pensaron que nos podía interesar ese fondo» para completar algunos temas de la biblioteca, que ahora ya cuenta con más 10.000 volúmenes.

La donación de publicaciones no es algo excepcional. Al contrario. «Las donaciones entran constantemente; cuando murió Juan Genovés el pasado mayo, el que era su mano derecha nos pasó parte de las publicaciones que tenía en su estudio porque querían repartirlo en centros donde hay obra suya», apunta Arancha García. También hace poco los fotógrafos Bleda y Rosa, que participaron en el ciclo La mesa del arquitecto en el museo, depositaron una conjunto de catálogos.

La biblioteca del MACA atesora un interesante volumen de publicaciones en torno al arte. «Se ha quedado pequeña porque no se pensaba que iba a llegar a un volumen tan grande». De hecho, desde que se inauguró hace diez años «habrán entrado más de 5.000 ejemplares, a parte de todos los que ya había».

En este sentido, considera que «habrá que empezar a plantearse poner más estanterías porque no hay espacio; es un lugar muy bonito pero tiene muchas funciones y no se puede llenar de estantes».

Este espacio supone también un punto de recogimiento para el estudio. «Aquí viene la gente a estudiar y también investigadores de toda España para consultar publicaciones por una tesis; profesores vienen mucho y también gente que se acerca simplemente a leer, por el gusto de ver libros de arte».