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Bryce Echenique: "Nunca fui muy rebelde, mi única rebeldía fue querer ser escritor"

El escritor peruano celebra el 50 aniversario de la publicación de "Un mundo para Julius" con un homenaje en la Universidad de Alicante

El escritor Alfredo Bryce Echenique, ayer en la sede de la UA en Alicante.

Cuando Alfredo Bryce Echenique (Lima, 1939) puso el punto final a "Un mundo para Julius", metió el manuscrito en un cajón y se marchó de vacaciones a España. Eso fue en 1969, un año antes de su publicación. Nunca pensó que ese texto que nació como un cuento iba a crecer tanto como el niño que lo protagoniza y se convertiría en su primera novela. Con el tiempo, también en un texto de referencia del llamado postboom, "una palabra que luego no prosperó". 

El escritor peruano volvía ayer a Alicante, ciudad que visitó por última vez en 1998, y lo hacía para recibir el homenaje del Centro de Estudios Iberoamericanos Mario Benedetti de la UA, con motivo de los 50 años de la publicación de esa novela. "Para mí fue una satisfacción, pero también una tortura porque la primera edición tenía 783 erratas gravísimas... donde tenía que aparecer  'los árboles que bordeaban" ponía "los que bombardeaban' o 'una señora cada vez más avejentada', aparecía 'aventajada', y así en cerca de 800 palabras. Años después en Puerto Rico descubrí que se había utilizado esa edición con erratas".

Lo decía Bryce Echenique con una mezcla de ironía y resignación, acompañado de algunos de los profesores y críticos que participaban en su homenaje. "Yo era bastante ajeno a todo eso, era un escritor primerizo, aunque recuerdo sensaciones agradables porque nos reuníamos algunos escritores, entre los que estaba Vargas Llosa, para leernos el trabajo de la semana y así fue naciendo esta novela".

Una historia en la que puso ante la mirada de un niño la realidad oligárquica de su país en los años 60. "Ha habido un cambio grande; la novela narra en modo desenfadado lo que fue la oligarquía peruana de aquellos años, destinada a un ocaso a un final que llegaría con el gobierno revolucionario de los años 70 que realiza la reforma agraria en el Perú y termina con las grandes haciendas, aunque luego se consideró un fracaso. Se dijo que yo era el factor de la revolución peruana porque retrataba una sociedad injusta que tenía que desaparecer. Así lo recibió la crítica. Me preguntaban si yo iba a ser como el Che Guevara".

Nada más lejos de la realidad, asegura. "Nunca fui muy rebelde, mi única rebeldía fue querer ser escritor; cosa de la que mi padre se quejaba. Cuando ingresé en Cambridge no quiso que fuera y me cortó el grifo, así que tuve que venir a Europa en un barco de carga contra su voluntad aunque luego me apoyó, me dijo: sigue tu camino, pero que sea siempre ascendente". 

Y algo de caso le hizo porque Bryce Echenique, que ha vivido en Francia, Italia, Grecia, Alemania y España, ha publicado una docena de novelas, además de un buen número de libros de cuentos, textos autobiográficos y ensayos, además de haber sido reconocido con numerosos premios, como el Nacional de Literatura en Perú en 1972, el Nacional de Narrativa en España en 1998 o el Planeta en 2002. "Permiso para retirarme", publicado en 2019, es, según dice, el último en el sentido literal del término. Y lo dice de forma rotunda si se le pregunta la posibilidad de volver a publicar. "No. El último ha sido "Permiso para retirarme" que es el adiós a todo lo vivido estos años, los años de la escritura".

Para el autor peruano, que nombre a Julio Cortázar como su influencia más directa en su literatura, si Un mundo para Julius cambió algo en la literatura fue el recurso del humor para mirar las situaciones críticas. "Si hay algo que Julius introduce en la literatura latinoamericana, que era grave y pesada, es el humor. No se trataba de dar un mensaje a la humanidad sino de reflejar la cotidianeidad para saber reír y llorar".

Una literatura que ahora, afirma, "goza de muy buen salud", porque hay "autores nuevos estupendos". Además de "muchas mujeres en la literatura hispanoamericana; hay importantes escritoras pero la que abrió el camino fue Isabel Allende porque hasta el boom la literatura era una cosa del sexo masculino".

El próximo 11 de noviembre, "Un mundo para Julius" llegará a la gran pantalla convertida en película, bajo la dirección de Rossana Díaz Costa, a cuyo rodaje asistió el autor. "Es una cineasta que hizo una película, 'Viaje a Tombuctú', que yo vi sin pensar jamás que luego haría una de mi libro. Tuve una gran confianza y por los resultados que voy viendo es formidable". 

¿Qué diría Julius si viviera en este momento? "No sé, pensaría que el mundo le es ancho y ajeno. Julius era un gran observador de su mundo, el mundo de la oligarquía peruana y sus contradicciones. Todo eso continúa existiendo".

Oralidad, humor e ironía

El crítico César Ferreira, que entrevistó a Bryce Echenique para cerrar el acto en la sede de la UA, destacó que «una de las grandes bondades» de la novela radica en el estilo «bryciano» para narrar, «basado en la oralidad, que nadie puede imitar, y un elemento ausente en el boom: el humor y la ironía». Esos son, en su opinión, «tres elementos importantes para darle a Un mundo para Julius el merecido lugar que ocupa como un clásico de las letras latinoamericanas». 

Para Ferreria, «se convirtió en una novela emblemática por el momento en el que surgió, en la dictadura militar del general Velasco, pero después adquirió un lenguaje propio, gracias al humor y la oralidad del autor».

Hace un año leyó por última vez la primera novela de Bryce Echenique el catedrático de Literatura y crítico Teodosio Fernández. «Lo que puedo decir es que tiene lo que tiene una obra con capacidad para perdurar. Vuelves a leerla y te dice algo, quizá porque todos tuvimos infancia y podemos comprobar que al final de la infancia se abren interrogantes y además la novela plantea las cuestiones con ironía infinita, humor y no poca ternura». En su opinión, «es una obra que tuvo su momento y sigue teniéndolo».

La jornada organizada por el CeMaB, dirigido por Beatriz Aracil, contó con la participación del profesor José Carlos Rovira, que repasó las visitas realizadas por Bryce Echenique a Alicante en los años 90. El escritor Fernando Iwasaki fue el encargado de ofrecer el discuro inicial, a modo de laudatio al homenajeado. También se celebró una mesa redonda moderada por el escritor Jorge Eduardo Benavides, con las intervenciones del poeta y director del Instituto Cervantes, Luis García Montero; el catedrático Teodosio Fernández, el escritor chileno Carlos Franz, el editor Germán Colorado y la doctora de la UA Eva Valero. Tras la entrevista realizada al escritor por César Ferreira, el homenaje se cerró con la intervención de la rectora de la Universidad de Alicante, Amparo Navarro.

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