Se acerca una de las fechas más señaladas de la agenda empresarial alicantina. La semana que viene, el próximo 20 de octubre, el Teatro Principal acogerá la II Gala de Empresas Centenarias de la provincia de Alicante, cita que el pasado ejercicio quedó aplazada por la pandemia. Y es que cada año, las entidades organizadoras -Cámara de Alicante y Asociación de la Empresa Familiar de Alicante (AEFA), con el patrocinio de Cajamar y la Diputación de Alicante-, se han propuesto homenajear a varias empresas documentadas con cien años de historia en una gala anual e invitarlas a pertenecer al Club de Empresas Centenarias de nuestra provincia.

Este año se reconocerá a siete compañías que acumulan más de un siglo de vida a sus espaldas. Una de ellas es Point, una firma de diseño de mobiliario de exterior que pasó de ser un pequeño taller de trenzado de mimbre a una de las industrias más importantes de la Marina Alta y un referente internacional en diseño.

A través de colaboraciones con grandes diseñadores de dentro y fuera de nuestras fronteras, Point ha creado un catálogo de cerca de 300 productos que encontramos en más de 1.000 proyectos de interiorismo por todo el mundo. Su última apuesta ha sido la colaboración con el emblemático Christophe Pillet. Asimismo, Four Seasons, W, Shangri-La, The Langham o Hyatt Regency son algunos de los clientes que desarrollan proyectos con la marca en Dubái, México, Australia, París, Londres o Miami.

La cuarta generación de Point ya está preparada para continuar impulsando el poderoso ADN de la marca y al equipo se ha sumado recientemente Mario Ruiz, Premio Nacional de Diseño en 2016 y uno de nuestros diseñadores más internacionales.

Point, una firma de diseño de mobiliario de exterior que pasó de ser un pequeño taller de trenzado de mimbre a una de las industrias más importantes de la Marina Alta.

Un viaje de ida y vuelta

El sueño de José Pons Pedro, el abuelo de los actuales propietarios, comenzó en un barco rumbo a Argentina siendo apenas un muchacho, en la primera década del siglo XX. Allí tuvo que emigrar solo y ponerse a trabajar. Y allí aprendió la profesión del diseño y tejido de mimbre y de otras fibras naturales, como el ratán, concibiendo algo mucho más profundo: un proyecto familiar y empresarial de diseño e innovación que, un siglo después, sigue tan vigoroso como en sus comienzos.

De regreso a su pueblo, Gata de Gorgos (Alicante), José fundó un taller de mobiliario en 1920, aplicando las técnicas artesanales aprendidas en Argentina. Así llegó el mimbre a la comarca de la Marina Alta. Formó y empleó a sus vecinos y comenzó a realizar su sueño. La empresa se especializó en la fabricación de sillas y productos para el hogar, muebles decorativos y lámparas con un fuerte componente de diseño.

José Pons Pedro, abuelo de los actuales propietarios.

Los años cincuenta, una nueva visión del diseño

Point inicia su transformación en los años cincuenta, con la segunda generación al mando, gracias a la visión de Juan Bautista Pons, hijo de José. Fue él quien impulsó el crecimiento y la internacionalización destacando cada vez más la importancia del diseño.

Es en estos años cuando desarrollan un nuevo campo de creación con un nuevo material de trabajo, el ratán, y se rodean de los mejores maestros artesanos tejedores a mano de esta fibra. Y es entonces cuando empieza la internacionalización: en una primera fase, con la exportación, y más tarde abriendo una planta propia de ensamblaje en los Estados Unidos. La estrategia pasaba por estar lo más cerca posible de su nuevo mercado.

Los sesenta, la explosión de la creatividad

La empresa se consolida internacionalmente en los años sesenta gracias a la creatividad de Gabriel Pons, diseñador y artista. Su trabajo con las fibras naturales, especialmente el ratán, dio sus frutos en piezas elegantes y contemporáneas que convirtieron a Point en un referente del diseño valenciano. La innovación se materializó, además, en el uso pionero y abierto de colores y tapicerías y en la fusión del ratán con nuevos materiales. La marca dio un salto cualitativo. Se abren así las puertas de nuevos mercados como Alemania, Francia y Reino Unido.

Cerca de 500 empleados trabajan entonces en la fábrica de Gata de Gorgos y Point se convierte en la bandera del mejor diseño de muebles de exterior. Su fundador permanece en la fábrica y lleva la gestión de la empresa, pero también diseña muebles, fiel a su espíritu de experto artesano del mimbre y del ratán.

Los años setenta suponen la modernización definitiva de los muebles de ratán. A través de alianzas estratégicas, Oriente Medio, América Central o el Norte de África se convierten en los nuevos mercados de Point.

Antigua fábrica de Point.

Los ochenta y noventa: una exitosa reinvención

La especialización marca esta década: Point decide centrarse específicamente en los muebles de exterior. El motivo fue una crisis de la materia prima, el ratán, en los países exportadores. Point se replantea así su producción y su estrategia, empezando a fabricar en Vietnam. Esto marcó un gran paso en la estrategia de internacionalización; lo que podía parecer una arriesgada aventura abrió, sin embargo, las puertas de Asia a la marca.

Cada producto sigue conservando sus valores y, por esta razón, siguen siendo piezas elaboradas por expertos artesanos pero diseñadas para poder adecuarse a las tendencias y las necesidades.

A finales de los noventa Point desarrolla el Shintotex, una nueva fibra reciclable de alta resistencia y flexibilidad,

con la que elaboran gran parte de la producción.

Catálogo antiguo de Point.

Desde los años 2000

Las raíces de Point continúan en el Mediterráneo y no lo olvidan, porque en Gata de Gorgos (donde nació la compañía) y en Jalón, a unos kilómetros (donde se encuentra la sede operativa de la marca y la fabricación de las tapicerías), sigue estando su fuente de inspiración: “Nuestro secreto está en que hemos sido y somos fabricantes” desvelan. Con fábricas propias en Asia y un gran centro logístico en Jalón, Point ha conseguido dinamizar la economía del entorno. Y es que, a este pequeño pueblo de Alicante llegan mercancías que se distribuyen desde aquí a todo el mundo.

Su madera proviene de bosques de tala controlada –teca de grado A, que contiene un alto nivel de aceite y gomas naturales, que le otorgan una alta flexibilidad y durabilidad–. También se recicla al 100% el cartón, el plástico y las espumas que se utilizan en el proceso de fabricación. Point cuenta, además, con proveedores comprometidos que le permiten trabajar con materiales reciclado provenientes de fibras, hilo y tela.

Los hermanos Pons, la tercera generación de Point, son los actuales propietarios de la empresa.

La empresa avanza, en el siglo XXI, sobre cuatro pilares: el diseño y la artesanía –que forman su ADN–, la internacionalización y la calidad. Tradición y modernidad les han llevado a estar presentes en más de setenta países, y a contar con delegaciones propias en Europa, Estados Unidos, Asia y Oriente Medio.

La firma participa en las ferias más importantes del sector: Valencia, Colonia, Milán, Lisboa, Las Vegas, Miami y Nueva York. Cuenta, además con una oficina comercial permanente en Miami y un showroom en Nueva York.

Por otro lado, su exitosa trayectoria ha convertido a la empresa en Premio Nacional de Diseño 2019, por su contribución a la mejora de la sociedad y de la calidad de vida de las personas.

No obstante, y a pesar de todo, Point sigue siendo una empresa familiar. La tercera generación de los Pons forma el actual Consejo de Dirección y la cuarta ya ha empezado a trabajar en la empresa. Además, muchas de las familias que trabajan hoy en Point lo hacen, generación tras generación, desde el mismo origen de la marca. Sus manos han dibujado la evolución del diseño de los muebles de exterior, con cada hilo, cada nudo, cada hebra y cada recodo de sus piezas.

La historia de Point es la visión de una familia que supo vincular la tradición del trenzado del mimbre al mejor diseño.

A pesar de todo, Point sigue siendo una empresa familiar.