El sector del aceite de oliva empieza a ver la luz al final del túnel. Pese a que la cosecha de aceitunas se ha reducido alrededor de un 15%, los precios han repuntado tras dos años ruinosos, lo que permitirá a los agricultores respirar después de que en las anteriores campañas no pudieran cubrir ni los costes vinculados al cultivo y a la recolección. Factores como la menor producción en Andalucía o la reactivación de la hostelería se encuentran detrás de este aumento de la cotización.
Los excedentes de aceite de oliva propiciaron en las dos últimas campañas un hundimiento de los precios, con consecuencias nefastas para el sector provincial, ya que los costes son muy superiores a los de regiones como Andalucía, la principal zona productora, donde predominan los cultivos intensivos y de mucho más rendimiento que en las comarcas alicantinas. El año pasado, sin ir más lejos, el kilo de aceite virgen extra se cotizaba a apenas 2,40 euros, y el anterior llegó a desplomarse hasta 1,80, cuando para ser mínimamente rentable sería necesario alcanzar los 3 euros.
Pues bien, la situación ha cambiado de manera notable en el inicio de la actual campaña, toda vez que los precios se sitúan alrededor de 3,5 euros, lo que supone todo un respiro. Así lo señala Hilari Jaime, responsable del sector olivarero de La Unió, quien subraya que la reducción del 15% que se registrará en la cosecha de la provincia, lo que la dejará en 34 millones de kilos, se verá compensado con creces por el incremento de la cotización. «El consumo -indica- todavía no se ha recuperado del impacto de la pandemia, pero en lo que va de año ha crecido un 12% y vamos en la buena dirección».
Un elemento que ha desempeñado un papel fundamental en esta recuperación de las ventas es la hostelería, que se ha reactivado después de meses de restricciones derivadas de la crisis del coronavirus. «El turismo nacional y, en menor medida, el extranjero, han influido directamente en el aumento de la demanda y, por extensión, de los precios», señala Hugo Quintanilla, productor de la firma Señoríos de Relleu y representante de Asaja.
También la menor producción que se espera en Andalucía tiene una incidencia directa en el alza de la cotización, toda vez que habrá menos aceite en el mercado. Así lo expresa José Miguel Ferrando, de l’Almàssera de Millena, quien no duda a la hora de señalar que este incremento «supone todo un alivio, porque los agricultores estaban pasándolo mal».
En parecidos términos se expresa Joaquín Sempere, responsable de la almazara El Tendre, de Elche. «Precios por encima de los 3 euros son aceptables, por lo que en ese sentido, hay cierta satisfacción en el conjunto del sector. Además, la calidad del aceite que se está obteniendo es buena, porque la climatología nos ha respetado», remarca.
Pese a que la situación ha mejorado con relación a las dos últimas campañas, desde La Unió denuncian que persiste el problema de fondo de las bajas ayudas que se reciben desde la Unión Europea (UE) a través de la PAC. Hilari Jaime lamenta que «muchas explotaciones de la zona de la cuenca mediterránea, entre ellas las de la Comunidad Valenciana, con olivos en secano o también en riego de apoyo, incluso con variedades locales y producciones de calidad, deban competir con explotaciones que reciben cinco o seis veces más ayudas directas, propiciando que se reduzca al mínimo el precio del aceite».
En este sentido, la organización agraria denuncia que la última reforma de la PAC cambia de 50 a 20 las regiones agronómicas de España, «pero no modifica para nada la filosofía que seguirá permitiendo la distorsión en el mercado del aceite», enfatiza.
