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El exceso de oferta y los bajos precios abocan a la hortaliza de invierno a una campaña ruinosa

Los productores apenas están pudiendo rentabilizar sus cultivos por la presencia en los mercados de verduras procedentes de terceros países y el fuerte encarecimiento de los fertilizantes, el combustible y la electricidad

Recogida de alcachofa este mes de noviembre en bancales de Virgen del Camino.

La agricultura está atravesando por momentos más que delicados, y las hortalizas de invierno no van a ser una excepción. El exceso de oferta propiciada por la presencia en los mercados de productos procedentes de terceros países, y el fuerte encarecimiento que registran los fertilizantes, el combustible y la electricidad propician que el sector de la provincia de Alicante se enfrente a una campaña poco menos que ruinosa. Y es que, mientras los costes se están incrementando de manera exagerada, los precios, influenciados también por la competencia foránea, continúan en baremos muy similares a los del año pasado, por lo que las cuentas no les salen a los agricultores por ningún lado.

Las hortalizas de invierno son un cultivo de extraordinaria importancia en la provincia de Alicante, sobre todo para la Vega Baja y el Camp d’Elx, que acaparan la práctica totalidad de la producción. La cosecha media entre ambos territorios se sitúa alrededor de los 40 millones de kilos, de los que más de la mitad corresponden a la alcachofa y el resto a productos como la coliflor, el brócoli, el romanesco, las habas o las patatas. Como suele ocurrir cada temporada, la alcachofa, en este inicio de temporada, está disfrutando de buenos precios, alrededor de los dos euros el kilo, aunque, conforme avancen las semanas, irán retrocediendo. El resto de productos, sin embargo, van presentando oscilaciones en la cotización, aunque siempre al límite de las pérdidas.

Hay dos factores que explican esta situación. Por un lado, la cada vez más importante competencia de hortalizas de terceros países, tanto europeos, que alargan la temporada a medida que las temperaturas van siendo más cálidas, como también de África o incluso Sudamérica, lo que hace que los precios se mantengan bajos. Y, por otro, y eso es lo que más está indignando a los agricultores, el fuerte encarecimiento que registran los fertilizantes, el combustible y la electricidad, que les estrecha los márgenes al máximo.

Según explica Raúl Marín, de la Cooperativa Grupo la Vega, de Almoradí, «a nosotros los costes se nos están disparando, pero los precios continúan igual que siempre, por lo que las cuentas no nos cuadran. El brócoli, para no perder dinero, tiene que estar alrededor de los 60 céntimos el kilo, y ahora nos encontramos con que, dependiendo del día, está oscilando entre esta cantidad o los 40 céntimos. Es como jugar a la ruleta». También se queja de la competencia foránea, cada vez más fuerte, hasta el punto de que «incluso están entrando alcachofas de Perú, y no se exige a los de fuera lo mismo que a nosotros».

Otro productor, en este caso Luis Gómez, de Orihuela, subraya que «fertilizar ahora un terreno vale muchísimo dinero, puesto que los precios se han llegado a duplicar. Mientras tanto, el precio de la coliflor es aceptable, pero el del brócoli va muy justo».

Por su parte, a José Luis Miralles, agricultor de Elche, el problema no le está afectando tanto, porque se dedica al cultivo ecológico. «Los precios, en nuestro caso, son mejores, porque los podemos incrementar cuando es necesario, pero lo que está pasando con la agricultura convencional no tiene nombre», asevera.

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