La matriculación de embarcaciones de recreo cae en picado en Alicante tras el «boom» de la pandemia

El descenso en la provincia desde 2022 está siendo continuado y se mantiene en este inicio del año, en que el retroceso ha sido del 44 %. El sector reclama la supresión del impuesto de matriculación y un aumento de los amarres en los puertos

Vista del club náutico de Torrevieja, con embarcaciones de recreo amarradas.

Vista del club náutico de Torrevieja, con embarcaciones de recreo amarradas. / Tony Sevilla

M. Vilaplana

M. Vilaplana

Uno de los escasos sectores a los que les fue bien en plena pandemia fue el de las embarcaciones de recreo. Muchos fueron los que pusieron sus ojos en el mar para disfrutar del ocio en un momento en lo que se buscaba era la tranquilidad y las distancias largas para evitar contagios. Pero tras el notable aumento de las matriculaciones en aquel momento, ha venido a continuación una caída prácticamente en picado que se mantiene en este inicio del año, en que el retroceso, en el caso de la provincia de Alicante, ha sido del 44 %. El sector argumenta que ya se lo veía venir, aunque eso no es óbice para que reclame al Gobierno medidas que sirvan para dinamizar el mercado, como la supresión del impuesto de circulación o el aumento de los amarres en los puertos.

El 2021 fue un año espléndido para las embarcaciones de recreo. Tras el lógico descenso registrado en 2020, en plena irrupción de la crisis sanitaria, la paulatina relajación de las restricciones impuestas para prevenir los contagios propició una auténtica avalancha de matriculaciones. Así, y en lo que respecta a la provincia de Alicante, se pasó de las 429 registradas en 2019 a 535 dos años después, con el paso intermedio de 337 en 2020. A partir de ahí, sin embargo, el mercado entró en una deriva descendente, como lo demuestran las 361 matriculaciones de 2022 y las 345 de 2023. Una dinámica que, lejos de mejorar, se ha mantenido en el inicio del ejercicio actual, en que solo se han formalizado 78, lo que representa un 43,88 % menos que en el mismo periodo del año anterior.

El comportamiento a nivel nacional ha sido parecido, toda vez que se transitó desde las 6.080 matriculaciones de 2019 a las 7.178 de 2021, antes de que en 2020 se quedaran en 5.404. Posteriormente, en 2022, ya cayeron hasta las 5.847, manteniéndose prácticamente en plano un año después, con 5.976. El arranque de 2024 también ha sido negativo, con 1.540 matriculaciones hasta abril, lo que supone un descenso cifrado en el 18,6 %.

Se da la circunstancia de que las motos de agua y las embarcaciones menores, de hasta seis metros, siguen siendo las más afectadas por la caída de las matriculaciones, con un retroceso del 22 % en el acumulado de este año. Los segmentos de esloras intermedias, de 8 hasta 16 metros, también continúan perdiendo matriculaciones, pero de forma menos acentuada que en el periodo anteriormente computado. Los barcos mayores de 16 metros mantienen un buen comportamiento y crecen un 33 % hasta abril de este año.

El director general de la Asociación Nacional de Empresas Náuticas (ANEN), Jordi Carrasco, señala que el descenso de las matriculaciones era algo que ya se veía venir. Según sus palabras, «la pandemia propició que mucha gente se acercara a esta actividad y que se aceleraran las decisiones de compra. Así que, una vez superado ese ‘boom’, era hasta cierto punto lógico que regresáramos a una cierta normalidad».

Algo que, efectivamente, ha sucedido, aunque con niveles de matriculación que se encuentran incluso por debajo de los anteriores a la crisis sanitaria. Una circunstancia que Carrasco vincula a la incertidumbre económica que, señala, «afecta más al segmento de las embarcaciones pequeñas, quizá porque se trata de un cliente que no tiene tanto poder adquisitivo».

Con todo, y a la espera de que la situación se normalice, el sector es consciente de que debe trabajar para mantener al cliente, y eso en colaboración con la Administración, a la que se le reclaman medidas como la supresión del impuesto de matriculación a las embarcaciones de recreo, «teniendo en cuenta -destaca el director general de ANE-, que somos el único país europeo que tiene esta tasa». También subraya la necesidad de aumentar los puntos de amarre. «Somos conscientes de que no se van a ampliar los puertos, aunque sí se pueden redistribuir los espacios», enfatiza.