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Lisa Hehenberger | Directora de ECSI

Buscadora de evidencias para inversores de impacto

Lisa Hehenberger | Activos

Empezó a trabajar en la banca de inversión porque le gustaba el análisis financiero. Ganaba experiencia y un buen sueldo. Pero a medida que avanzaba el tiempo necesitaba encontrar un propósito en aquello que hacía cada día. De este modo, Lisa Hehenberger se adentró en la venture philanthropy, «que dicho rápidamente consiste en utilizar métodos de inversión de capital riesgo con un objetivo de impacto social». Ahora, estrena cargo como directora del nuevo Esade Center for Social Impact (ECSI), un think thank centrado en el desarrollo de soluciones para los desafíos a los que se enfrentan las empresas respecto al planeta.

Nació en Uppsala (Suecia), hace 46 años, y llegó a Barcelona en el año 2000 de la mano de su exmarido, un catalán al que conoció en París en un intercambio de estudios. Juntos se fueron, primero, a trabajar a Londres hasta que circunstancias familiares requirieron su presencia en Barcelona. Hehenberger trabajaba entonces en el departamento de banca de inversión de UBS, un mundo muy masculinizado, pero donde conoció a «mujeres muy fuertes». Aprendió castellano en un mes y pidió el traslado a la delegación de UBS en la Ciudad Condal. Ejerció durante medio año más. Y, después, empezó a buscar trabajos con objetivos sociales. Pasó por diferentes startups hasta que, en el año 2004, decidió iniciar un doctorado en Esade para poder especializarse.

Elaborando su tesis, sobre cómo se crea un nuevo mercado, entró en contacto con la European Venture Philanthropy Association en Bruselas, una red de inversores, fundaciones y fondos de impacto que invierten en empresas sociales. «Me fascinaba observar cómo muchas personas procedentes del mundo financiero empezaban a colaborar en el sector social intentando generar el doble retorno: el de capital y el de impacto. En este ámbito hay un ambiente más colaborativo, hay ganas de ayudar y compartir entre personas y organizaciones».

Cuando terminó el doctorado en el año 2010, empezó a trabajar como directora de investigación en Bruselas y desarrolló trabajos sobre cómo medir el impacto social y cómo gestionarlo. «La Comisión Europea empezó a interesarse por lo que hacíamos para ver cómo apoyar al sector y cómo favorecer que los inversores se interesasen por las empresas sociales». «Hacían falta evidencias y pruebas de que esto funciona para poder atraer financiación», subraya.

Hehenberger asegura que en estos años ha descubierto que, aunque se puede tener una empresa de éxito, si no se saben utilizar correctamente las herramientas en temas de impacto, «te pierdes y pierdes». «Cada vez hay más interés en trabajar en empresas con propósito. Se busca conocimiento no solo para ganar dinero y desarrollar una exitosa carrera profesional sino también para contribuir a mejorar la sociedad y el planeta», añade.

En su opinión, ya hay más capital invertido y más empresas sociales que trabajan muy bien, pero sobre todo «también hay grandes compañías que están cambiando el enfoque: antes se hablaba de responsabilidad social corporativa, que muchas veces se relacionaba con actividades más filantrópicas y de voluntariado que de core bussiness; en cambio, ahora vemos sectores de negocio enfocados a este cambio de esquema». Y esto es posible porque, según la directora de ECSI, «tanto consumidores como inversores controlan y están mucho más encima de lo que hacen las empresas».

Lisa Hehenberger se define como una mujer casera, a la que le gusta invertir su tiempo libre en sus hijos, en sus amigos y en viajes, antes de que la pandemia lo pausara todo. No tiene pensado moverse de Barcelona («me encanta mi trabajo aquí», dice), pero, en el futuro, «nunca se sabe». Lo que sí tiene claro es que, en verano, va a seguir visitando a su familia en Suecia, donde tienen una casa típica en el bosque y al lado de un lago.

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