La moda de las tiendas de segunda mano llega a Elche, tras ser todo un éxito en las grandes capitales. Este último año se ha incrementado el número de negocios principalmente de ropa, pero también de muebles. Casi en cada barrio de la ciudad hay un ejemplo de ello con negocios repletos de imaginación.

Desde establecimientos inspirados en las «charitys» inglesas que donan una parte de sus beneficios a asociaciones benéficas, pequeñas boutiques donde las prendas de fiesta y de marca son las protagonistas, hasta tiendas de muebles de los años 50, 60 y 70 que los restauran... Y es que, ser cliente de este tipo de comercios ya no está ligado a tener pocos recursos económicos. Es una manera de ser prácticos e incluso de ser modernos.

Con este pensamiento han llegado a la ciudad negocios de lo más variopintos. Ejemplo de ello es una tienda de moda, ubicada en el centro, en la que conviven prendas usadas de alta gama con diseños propios. «Hay personas que han tenido una boda y no quieren repetir en la próxima, así que traen sus vestidos completamente nuevos y los ponemos a la venta limpios y planchados. Ellos les ponen el precio para vender su ropa y después recibir dinero por ella y nosotros le añadimos un 30% para nosotros», explica el diseñador Ginés Quesada.

Así, convertida en una pequeña boutique, las grandes marcas de otras temporadas son las protagonistas. «La gente que compra ropa de segunda mano está muy preparada culturalmente, normalmente ha viajado mucho y tiene la mente mucho más abierta», señala Quesada.

Pero, una tienda de ropa usada también puede ir más allá y convertirse en un comercio benéfico, como ocurre con las «charitys» londinenses de los años cuarenta. «Nosotros vendemos donaciones que nos hace la gente de la ciudad y de diferentes partes de España y después un porcentaje de lo que ganamos lo donamos a Cáritas», explica Paqui Santonja. En su tienda de Altabix, la ropa, el calzado y los diseños propios están a la venta, con recuerdos de diferentes países y hasta pequeños electrodomésticos. «La gente de mediana edad ha demostrado ser más reservada a comprar, pero también se animan», comenta Santonja.

Dentro del sector de la moda, otra iniciativa novedosa que también se puede ver en el centro de la ciudad es un pequeño mercadillo de segunda mano que abre una vez al mes dentro de una tienda de calzado con artículos nuevos.

«Vimos que en Valencia se llevaba mucho y lo estamos introduciendo poco a poco aquí, la gente ha comprado bastante cuando lo hemos montado», señala Esther Soler.

La pasión por el diseño del mobiliario de otras épocas, de los años cincuenta, sesenta y setenta, ha llevado a dos jóvenes arquitectos a abrir un establecimiento «vintage», junto a la plaza del Salvador, con muebles traídos de Europa.

«Son piezas exclusivas que la gente valora y combina en sus casas con diseños nuevos. Algunas están revalorizadas porque son únicas y hay otras que se les puede sacar mucho partido», destaca Patricia Navarro.

Con un enfoque bastante más distinto, hay comercios donde la variedad de artículos que se utilizan en el día a día es el principal atractivo. Ejemplo de ello es un establecimiento de la avenida de Novelda donde reciben todo tipo de objetos de casas de embargo, stocks de tiendas o de gente que quiere ganarse algo de dinero por cosas que ya no usa. «Tenemos electrodomésticos, muebles, artículos de bebés... todo rebajado a más de la mitad que se pueden aprovechar porque funcionan y hay gente que prefiere no gastarse más dinero en algo nuevo que hace el mismo papel», apunta José Belda.

Compra-venta

Otra tendencia relacionada con este tipo de negocios son los ya populares establecimientos de compra-venta que han proliferado con la crisis en toda la provincia, en su mayoría franquicias. Una muestra que evidencia que en tiempos de ajuste económico la segunda mano funciona tanto para vender algo que no se usa, como para comprar por menos precio.