Paso a paso y una cosa detrás de la otra. Aparentemente puede ser que no todos los días haya actividad en el desvencijado hotel de Arenales del sol. Actividad al menos que lleve a pensar que se están llevando a cabo los trabajos para el desmantelamiento de esta infraestructura en primera línea de playa. Sin embargo, hay que pensar que no todo el trabajo está sobre el terreno.
La obra de demolición, que podría incluso alargarse hasta octubre, cuenta con una planificación de acciones claras a seguir. En los últimos días, por ejemplo, se ha habilitado una rampa de acceso por la calle Flores, para que pueda acceder maquinaria no solo desde la calle La Coruña.
Y, además, se está ultimando cómo va a ser el proceso de la retirada del amianto de este veterano inmueble que ya tiene los días contados.
Para ello, lo primero que está previsto llevar a cabo es apuntalar mejor toda la estructura, con el fin de garantizar, por encima de todo, la seguridad de los operarios que vayan a intervenir en primer lugar.
Posiblemente, esta labor para extraer las partes de uralita del edificio representa uno de los momentos más delicados de este complejo proceso para hacer desaparecer definitivamente este edificio.
Los pilares del edificio son los que principalmente contienen ese amianto, también denominado asbestos, y técnicamente se compone de una serie de metasilicatos de hierro, aluminio y magnesio que se presentan en forma de haces de fibras.
El hecho de ofrecer una importante resistencia, perdurable ante la abrasión, ser aislante tanto térmico como acústico, con baja conductividad eléctrica, incombustible, perdurable ante agentes químicos y no biodegradable, lo convirtió desde los años 60 hasta aproximadamente 1985 casi en un elemento imprescindible para la construcción de buques, trenes, diversa maquinaria, depósitos, túneles, galerías y tuberías de las redes de distribución de agua públicas y privadas y, en particular, en edificios, incluidos muchos públicos y privados. El complejo hotelero de Arenales del Sol también fue construido así en los 60, porque de ese modo se edificaba entonces, sin tener consciencia del peligro que suponía para los propios obreros que trabajaron allí.
El caso es que este amianto en los pilares, en caso de derribo, puede desprenderse en haces de fibra que, sin son inhalados, podrían desencadenar patologías muy graves: cancerígenas. Por eso tiene que intervenir una empresa especializada.
En concreto, se ha calculado que en el hotel de Arenales del Sol hay 68 pilares con fibrocemento (que contienen amianto), lo que representa una cantidad de 1.836 kilos. Es decir, no es poco material el que hay que retirar, depositar y trasladar con mucho cuidado.
Dados los riesgos que implica, el personal que se encargue del desmantelamiento deberá llevar equipos de protección individuales con mascarillas autofiltrantes contra partículas; buzos de protección desechables de un solo uso para evitar la adherencia de fibras en prendas de ropa; ropa de protección que ofrezca protección al cuerpo completo contra partículas sólidas suspendidas en aire; y guantes de nitrito, útiles para proteger las manos contra materiales ásperos, cortantes y abrasivos, además de ser resistente a rasgaduras, pinchaduras, perforaciones, grasas y aceites.
El caso es que finalmente el permiso del Servicio Territorial de Trabajo para poder llevar a cabo estos trabajos de retirada de amianto se ha acelerado al máximo, se ha tramitado por urgencia y se ha concedido prácticamente en tiempo récord para no demorar estas actuaciones, todo ello tras comprobar el plan de trabajo presentado por la empresa encargada del desamiantado.
Desde el Ayuntamiento de Elche se quiere subrayar que no hay dilación en este derribo, que se marcha al ritmo previsto, y al tiempo se considera que la respuesta de la Generalitat para dar los permisos que le incumben ha sido inmediata.
