El Consell fija para 2023 la ejecución de la última fase para desdoblar la carretera CV-865 que conecta Elche con Santa Pola con el objetivo de mejorar la seguridad vial en una zona de alto tránsito, especialmente en verano. Por ahora hay ejecutada menos de la mitad del total de la actuación, ya que faltan siete de los 11 kilómetros.
ARCADI ESPAÑA, CONSELLER OBRAS PÚBLICAS: «La infraestructura tiene la mirada puesta en la seguridad y movilidad»
Sin embargo, la apuesta es que en los próximos dos años pueda estar ejecutado prácticamente todo el vial, aunque el último tenga las obras iniciadas, ya que los trabajos por sector oscilan entre los 12 y 14 meses.
Así lo explicaba este miércoles en la ciudad Arcadi España, conseller de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad, que quiso comprobar in situ cómo esta funcionando la circulación en la zona después de que a principios de julio se reabriera al tráfico el último tramo entre la Vereda de Sendres y Valverde. Allí prácticamente están terminadas las actuaciones.
Carlos González, alcalde de Elche: «Agradezco que se cumplan los plazos y el compromiso que adquirieron»
El conseller anunció al alcalde, Carlos González, y a su homónima en la villa marinera, Loreto Serrano, que la siguiente fase se espera adjudicar a finales de año. Aún así, estos plazos no aseguran que las obras lleguen de inmediato, ya que antes se tendrán que realizar las expropiaciones.
LORETO SERRANO, ALCALDESA DE SANTA POLA: «Elche y Santa Pola son hermanas y lo bueno es que se va a llegar hasta el final»
La inversión de la Generalitat para la mejora de esta carretera es de 11,6 millones, contando también la aportación que deberá hacerse por las expropiaciones, que se calcula que sea superior al medio millón de euros, según apuntaba el jefe del Servicio Territorial de Obras Públicas de Alicante, Enrique del Río, mientras mostraba un documento con el coste por fases.
España incidía, además, en que esta es una de las actuaciones más importantes para la Generalitat porque conecta a lo largo de 11 kilómetros ambos municipios turísticos para poner «una mirada nueva en infraestructuras, seguridad y movilidad».
Las obras en el tramo de la vereda de Sendres ha terminado a expensas de que se culminen los carriles bici. El siguiente tramo llegará a partir de 2022.
El conseller apuntaba que el resto de fases están ya administrativamente en marcha y que el siguiente tramo se adjudicará a finales de año, ya que ya está en la plataforma de contratación y costaría más de tres millones . Por otro lado, a nivel autonómico aseguran que los siguientes tramos mantendrán el alumbrado, la doble plataforma así como la atención a paradas de autobús y la mejora en los giros para el acceso a huertos, campos y chalets. De igual forma, el vial tiene un asfalto que reduce el impacto acústico de los coches.
El regidor ilicitano resaltaba que la actuación «significa mejorar la comunicación con Santa Pola, con quien tenemos intensa relación social y económica, y también mejorar la seguridad y reducir la siniestralidad». El primer edil agradecía que la obra esté avanzando «y que estén cumpliendo los plazos y todo el planteamiento del compromiso adquirido».
11,6 millones es el presupuesto para desdoblar la carretera
La alcaldesa de Santa Pola, Loreto Serrano, también señalaba que ambas localidades son hermanas «y que se hagan estas infraestructuras es un logro. Lo bueno es que se continua y se va a llegar hasta el final».
La actuación entre Vereda de Sendres y Valverde ha costado 2,5 millones y empezó a ejecutarse en octubre de 2020. Se ha desdoblado la calzada entre el punto kilométrico 7+100 y el 8+475 consiguiendo dos calzadas con dos carriles de tres metros cada uno.
De igual forma, se ha instalado iluminación led y se han reordenado las intersecciones y accesos existentes, aunque aún queda pendiente la finalización de los carriles bici. Según el Consell, se ha dotado de características de vía parque, suponiendo un incremento de los espacios reservados para peatones y la circulación de bicicletas.
El principal reto es acabar con los problemas de seguridad vial que durante años ha arrastrado esta carretera, teniendo en cuenta que soporta una elevada intensidad de circulación solo en este tramo, con una media que supera los 15.000 vehículos diarios, número que se multiplica en verano cuando se produce una migración hacia las playas de Santa Pola.
Se da la circunstancia de que un gran número de conductores se saltaban los límites por el trazado rectilíneo y sin pendiente, que ponía en ocasiones en apuros a quiénes se querían incorporar provenientes de caminos y accesos a fincas.
