En el curso lectivo 1982-83 la Escuela de Pintura del Hort del Xocolater se divide en dos procesos de formación: «Enseñanza Reglada» y «Enseñanza Libre». La «Enseñanza Reglada», impulsada por el nuevo delegado de Obras Sociales de la CAAM, Carlos Picazo Tortosa, bajo las directrices de los pintores Alberto Agulló y Ramón Díaz Padilla, se impartiría en los locales que la CAAM tenía en la calle Antonio Machado. Se contaba también para la docencia con el pintor Ulises Blanco, de Soria pero instalado en Elche. A las pocas semanas de inaugurarse las clases, Ramón se traslada definitivamente a Madrid y la «Enseñanza Reglada» tiene que estructurarse de nuevo. Ahora formaría parte del profesorado el pintor ilicitano Tomás Almela. «Teníamos que sistematizar la escuela y sus métodos incorporando un plan de trabajo por el que los alumnos reciban la formación elemental de las artes plásticas. No es un plan de una escuela oficial de Bellas Artes, pero sí tiene el espíritu vanguardista de la sobriedad. Dentro de unos años, ésta puede ser la Escuela de Artes Plásticas de Elche». (Alberto Agulló, INFORMACIÓN, 17 octubre de 1982).

La «Enseñanza Libre» se mantiene en los jardines del Hort del Xocolater conducida por Sixto Marco. Llamaba la atención la inquina compartida por los artífices de la «Enseñanza Reglada» hacia el Hort del Xocolater como recurso idóneo para la educación artística. Se argumentaba que «las luces y las sombras en el Hort no se estaban quietas y así no se podía enseñar a pintar». Mi defensa de que los niños debían mantenerse al aire libre, en el Hort, y no en los locales cerrados de la calle Antonio Machado, fue épica. Incluso llegaron a decirme que «quien pensase que en el Hort se podía enseñar a pintar era un demente». Yo levanté el brazo como un resorte y solicité un médico para confirmar mi demencia. El delegado de Obras Sociales veía aquello tan chungo que no se atrevió a ir más lejos: los niños se mantendrían en los jardines del Hort. La demanda infantil fue tan grande que pronto se tuvieron que incorporar dos docentes más: Pepa Ferrández y María Dolores Mulá.

La «Enseñanza Reglada» abarcaba sesiones de dibujo y pintura del natural, teoría y práctica del color e Historia del Arte, estructuradas en tres años académicos, más el lanzamiento de nuevos artistas. Las obras de los alumnos más aventajados se presentaban en las salas de exposiciones de la CAAM. El sello de la Escuela, siguiendo las corrientes estilísticas del momento, la transvanguardia y el nuevo expresionismo, se significaba por un neoexpresionismo de corte dramático realizado con acrílicos y poco color. Las dependencias de la CAM en la Glorieta recogen una colección de cuadros de este cuño encargados a profesores y alumnos de la Reglada. «Carlos Picazo mostraba gran interés en poner de relieve que la relación alumno/profesorado se mantiene aún cuando por razones de fuerza mayor se dispersaran. La escuela proyecta crear una serie de circuitos, a través de los cuales sus alumnos y sus exalumnos puedan acceder a las galerías de arte para dar a conocer su obra. Ofreciendo asesoramiento y ayuda al respecto». (La Verdad, 7 de octubre de 1990).

El nombre de la Escuela de Pintura del Hort del Xocolater se convertiría pronto en objeto de marketing. La megalomanía y la mitomanía de aquellos años ochenta, con la vuelta a las concepciones del «artista-genio» y su subjetividad, calaba en la dirección de la escuela con actividades en pos de la oportunidad mediática: «Ya está en marcha el catálogo de la colección de un centenar de pinturas dedicadas a Camilo José Cela y realizadas durante el curso pasado, para cuyo prólogo se pretende que lo realice el propio Premio Nobel».(Carlos Picazo, Elche, 7 de octubre de 1990”) La respuesta del escritor no se hizo esperar: «Mis queridos y jóvenes amigos: Vuestros dibujos son preciosos y si conseguís que los mayores no os impongan sus amaneramientos, seréis unos magníficos pintores. Eso es lo que os desea vuestro viejo admirador. Camilo José Cela». Todo se pararía con el desenlace de la Colección Moré, montada en Elche en 1990 y desmontada pocos meses después en Palma de Mallorca por «exceso de ignorancia».

Para el curso siguiente, 1991-1992, la «Enseñanza Reglada» se concentraba en la educación artística sin más, trasladando poco tiempo después todas las clases de la Reglada al recinto del Hort del Xocolater. En adelante, cada profesor atenderá a sus alumnos de forma personificada y ya está. Las sucesivas jubilaciones de los docentes se cubrirán con la incorporación de reconocidos artistas locales, como Antonia Soler, Dulce Quesada, Andreu Castillejos y Antonio Agulló. En el curso 2013-2014 la Escuela de Pintura CAM del Hort del Xocolater cerraba sus puertas después de cuatro décadas de funcionamiento. Precisamente el año que yo la presentaba en la Complutense de Madrid como alma de mi tesis doctoral sobre la educación artística en espacios abiertos. Continuará…