Semana Santa
Elche ante su noche más intensa
Una multitud participa en los traslados en un día marcado por los dos emocionantes encuentros en la Plaça de Baix, el luto que se guarda en El Silencio y el fervor que entre miles de ilicitanos despierta siempre el Cristo de Zalamea
Los fieles de Elche prácticamente no duermen cada Jueves Santo, una jornada que nunca acaba y que marca un antes y un después en la Semana Santa porque da paso a la pasión y muerte de Cristo antes de que el domingo llegue su resurrección. El de ayer fue un día de contrastes en una jornada festiva, lo que refuerza no solo la presencia de ilicitanos sino también de visitantes a los que les es muy difícil no pararse a contemplar los ojos de un nazareno tras el capirote, el olor a incienso que embriaga las calles o el sonido ahogado de una corneta por calles repletas de personas arropando a las imágenes.
Dos encuentros
La Cofradía de la Santísima Sangre de Cristo abrió el Jueves Santo y lo hizo con el primero de los dos encuentros, el que protagonizaron sus imágenes en una Plaça de Baix abarrotada de público en una estación penitencial de más de cuatro horas desde Santa María al barrio de San Antón. Quince minutos más tarde lo hacía desde San Juan Bautista, dando tiempo a que los más fieles pudieran ir de uno a otro lugar para presenciar la siempre espectacular salida de los tronos de los templos, la Hermandad de María Santísima de la Caridad, que ha adelantado este año más de dos horas el inicio procesional.
La Oración en el Huerto
Y sin dar tiempo a un respiro, un cuarto de hora más tarde, desde el Hort de la Rinconà, partía como una silueta el trono de la Oración en el Huerto. A las tres procesiones simultáneas que se daban cita en las calles se sumaría otra más, la de la Hermandad de la Flagelación y Gloria, que convirtió a su paso por la Plaça de Baix, como anteriormente había hecho la Sangre de Cristo, en un hermoso cuadro con su encuentro.
Túnicas de oro viejo y capas negras para hacer del abrazo entre sus imágenes, el Santísimo Cristo de la Fe y María Santísima de la Esperanza, mirándose, un momento de paz. Subiendo y bajando una frente a otra. Una madre que mece a un hijo que va a morir rodeados de decenas de costaleros y costaleras en uno de los momentos más emotivos de la jornada.
Durante la madrugada
De la luz y el recuerdo del abrazo, a las tinieblas a las que dio paso, lúgubre y ceremoniosa, la Procesión del Silencio. Fue una jornada de emociones que continuó durante la madrugada, donde se vive uno de los momentos más esperados cuando la pequeña imagen del Cristo de Zalamea se agiganta a su paso por las calles de Elche arropada por miles de ilicitanos. La subida desde la parroquia de San José, donde cada año cientos de devotos acuden a visitarlo, a pedir para ellos o por sus familiares y amigos, a contarle confidencias y rendirle promesa, es una imagen que tampoco se puede olvidar con facilidad.
Y es una noche eterna porque cuando la imagen retorne a la parroquia sobre las dos de la madrugada, ya estaba previsto que el Cristo del Amor estuviera en la calle, prácticamente hasta la madrugada, dando paso al Vía Crucis del Cristo de la Reconciliación y al amanecer de Viernes Santo.
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