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M. Alarcón
Ver galería >Fue un Domingo de Ramos atípico porque el Pas de la Burreta no salió por las calles, como es tradicional, ni hubo al término de la procesión una misa multitudinaria en la basílica de Santa María. El paso se quedó en el templo, donde fue decorado por la Junta Mayor con mucho mimo, como se hace cada año para esta efeméride y donde recibió muchas visitas, pero su imagen, por las calles del centro de Elche, anunciando el comienzo de la Semana Santa, perfumando de ese murmullo de miles de voces a paso lento y bajo un tibio sol que les rodea, no se produjo. Ahora bien, los ilicitanos sí que salieron con sus palmas al corazón de la ciudad, mucho estrenando camisas, faldas, zapatos, chaquetas,.... como manda la tradición. Fueron cientos los que lo desbordaron todo, con terrazas atestadas de público, y un ambiente de fiesta.
Matías Segarra
Fue un Domingo de Ramos atípico porque el Pas de la Burreta no salió por las calles, como es tradicional, ni hubo al término de la procesión una misa multitudinaria en la basílica de Santa María. El paso se quedó en el templo, donde fue decorado por la Junta Mayor con mucho mimo, como se hace cada año para esta efeméride y donde recibió muchas visitas, pero su imagen, por las calles del centro de Elche, anunciando el comienzo de la Semana Santa, perfumando de ese murmullo de miles de voces a paso lento y bajo un tibio sol que les rodea, no se produjo. Ahora bien, los ilicitanos sí que salieron con sus palmas al corazón de la ciudad, mucho estrenando camisas, faldas, zapatos, chaquetas,.... como manda la tradición. Fueron cientos los que lo desbordaron todo, con terrazas atestadas de público, y un ambiente de fiesta.
Matías Segarra
Fue un Domingo de Ramos atípico porque el Pas de la Burreta no salió por las calles, como es tradicional, ni hubo al término de la procesión una misa multitudinaria en la basílica de Santa María. El paso se quedó en el templo, donde fue decorado por la Junta Mayor con mucho mimo, como se hace cada año para esta efeméride y donde recibió muchas visitas, pero su imagen, por las calles del centro de Elche, anunciando el comienzo de la Semana Santa, perfumando de ese murmullo de miles de voces a paso lento y bajo un tibio sol que les rodea, no se produjo. Ahora bien, los ilicitanos sí que salieron con sus palmas al corazón de la ciudad, mucho estrenando camisas, faldas, zapatos, chaquetas,.... como manda la tradición. Fueron cientos los que lo desbordaron todo, con terrazas atestadas de público, y un ambiente de fiesta.
Matías Segarra
Fue un Domingo de Ramos atípico porque el Pas de la Burreta no salió por las calles, como es tradicional, ni hubo al término de la procesión una misa multitudinaria en la basílica de Santa María. El paso se quedó en el templo, donde fue decorado por la Junta Mayor con mucho mimo, como se hace cada año para esta efeméride y donde recibió muchas visitas, pero su imagen, por las calles del centro de Elche, anunciando el comienzo de la Semana Santa, perfumando de ese murmullo de miles de voces a paso lento y bajo un tibio sol que les rodea, no se produjo. Ahora bien, los ilicitanos sí que salieron con sus palmas al corazón de la ciudad, mucho estrenando camisas, faldas, zapatos, chaquetas,.... como manda la tradición. Fueron cientos los que lo desbordaron todo, con terrazas atestadas de público, y un ambiente de fiesta.
Matías Segarra
Fue un Domingo de Ramos atípico porque el Pas de la Burreta no salió por las calles, como es tradicional, ni hubo al término de la procesión una misa multitudinaria en la basílica de Santa María. El paso se quedó en el templo, donde fue decorado por la Junta Mayor con mucho mimo, como se hace cada año para esta efeméride y donde recibió muchas visitas, pero su imagen, por las calles del centro de Elche, anunciando el comienzo de la Semana Santa, perfumando de ese murmullo de miles de voces a paso lento y bajo un tibio sol que les rodea, no se produjo. Ahora bien, los ilicitanos sí que salieron con sus palmas al corazón de la ciudad, mucho estrenando camisas, faldas, zapatos, chaquetas,.... como manda la tradición. Fueron cientos los que lo desbordaron todo, con terrazas atestadas de público, y un ambiente de fiesta.
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Matías Segarra
Fue un Domingo de Ramos atípico porque el Pas de la Burreta no salió por las calles, como es tradicional, ni hubo al término de la procesión una misa multitudinaria en la basílica de Santa María. El paso se quedó en el templo, donde fue decorado por la Junta Mayor con mucho mimo, como se hace cada año para esta efeméride y donde recibió muchas visitas, pero su imagen, por las calles del centro de Elche, anunciando el comienzo de la Semana Santa, perfumando de ese murmullo de miles de voces a paso lento y bajo un tibio sol que les rodea, no se produjo. Ahora bien, los ilicitanos sí que salieron con sus palmas al corazón de la ciudad, mucho estrenando camisas, faldas, zapatos, chaquetas,.... como manda la tradición. Fueron cientos los que lo desbordaron todo, con terrazas atestadas de público, y un ambiente de fiesta.
Matías Segarra
Fue un Domingo de Ramos atípico porque el Pas de la Burreta no salió por las calles, como es tradicional, ni hubo al término de la procesión una misa multitudinaria en la basílica de Santa María. El paso se quedó en el templo, donde fue decorado por la Junta Mayor con mucho mimo, como se hace cada año para esta efeméride y donde recibió muchas visitas, pero su imagen, por las calles del centro de Elche, anunciando el comienzo de la Semana Santa, perfumando de ese murmullo de miles de voces a paso lento y bajo un tibio sol que les rodea, no se produjo. Ahora bien, los ilicitanos sí que salieron con sus palmas al corazón de la ciudad, mucho estrenando camisas, faldas, zapatos, chaquetas,.... como manda la tradición. Fueron cientos los que lo desbordaron todo, con terrazas atestadas de público, y un ambiente de fiesta.
Matías Segarra
Fue un Domingo de Ramos atípico porque el Pas de la Burreta no salió por las calles, como es tradicional, ni hubo al término de la procesión una misa multitudinaria en la basílica de Santa María. El paso se quedó en el templo, donde fue decorado por la Junta Mayor con mucho mimo, como se hace cada año para esta efeméride y donde recibió muchas visitas, pero su imagen, por las calles del centro de Elche, anunciando el comienzo de la Semana Santa, perfumando de ese murmullo de miles de voces a paso lento y bajo un tibio sol que les rodea, no se produjo. Ahora bien, los ilicitanos sí que salieron con sus palmas al corazón de la ciudad, mucho estrenando camisas, faldas, zapatos, chaquetas,.... como manda la tradición. Fueron cientos los que lo desbordaron todo, con terrazas atestadas de público, y un ambiente de fiesta.
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Matías Segarra
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Matías Segarra
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Matías Segarra
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Matías Segarra
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Matías Segarra
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Matías Segarra
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Matías Segarra
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Matías Segarra
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Matías Segarra
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Matías Segarra
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