Ya no es ninguna novedad, ni siquiera un exotismo, pues la actinidia o kiwi, aunque es de origen asiático, se cultiva desde hace años en España. Por cierto, el kiwi debe su nombre de pájaro a Nueva Zelanda, que actualmente es uno de principales productores juntamente con Italia. El caso es que durante esta época del año y hasta la primavera tenemos esta fruta en su punto. El kiwi, como la mayoría de las frutas, tiene un alto porcentaje de agua y un aporte energético discreto, 50-54 kcal/100 g. Ahora bien, lo que sí es destacable es su altísima dosis de vitamina C (90 mg/100 g). Prácticamente el doble que los cítricos y superior incluso a los frutos rojos.

Sólo la guayaba supera como fruta el aporte de esta vitamina con sus espectaculares 250 mg de vitamina C cada 100 g. Lo cierto es que este es un dato interesante porque con 100 g de kiwi tenemos cubiertos más del 100% de los requerimientos diarios de esta vitamina. Concretamente, entre un 130% y un 150%. Vitamina C que es imprescindible para todos, pero importantísima para las personas fumadoras o las que están sometidas a mucho estrés, pues son quienes tienen los requerimientos más elevados. Sin olvidar que fármacos como los anticonceptivos o algunos antiinflamatorios aumentan también la necesidad de esta vitamina.

Pero no acaban aquí las virtudes del kiwi. Su contenido en ácido fólico es notable, así como de provitamina A, magnesio, potasio y especialmente fibra. Lo anterior lo convierte en una fruta de elección para las mujeres embarazadas y para las personas con problemas serios de tránsito intestinal. El único inconveniente: en algunas personas puede dar problemas de alergia. Es ingrediente perfecto para ensaladas, zumos y postres. Lo más importan­te: que uno al día ­aporta prácticamente la dosis de vitamina C que necesitamos y se puede tomar con cuchara.