El delantero del Hércules, Manu Garrido, señaló este miércoles a la derrota ante el Atzeneta del pasado mes de enero como la clave del desplome del equipo alicantino en la presente temporada.

"Fue un día duro. Al final es un juego y se puede perder o ganar. Le dimos demasiada repercusión a esa derrota y creo que ese día comenzó a torcerse todo", dijo el madrileño, quien añadió que durante la temporada "han habido momentos cruciales para que no estemos arriba".

La derrota ante el Atzeneta (2-0) llegó con el Hércules en segunda posición y precipitó la destitución de David Cubillo, el primero de los tres entrenadores con los que ha contado el equipo, al que se le escapó finalmente la opción de pelear por el ascenso.

Garrido, jugador cedido por el Leganés, confesó que el vestuario está "tocado" tras encajar la cuarta derrota consecutiva de la temporada en Lleida y aseguró que a partir de ahora al Hércules "solo le vale ganar".

"Estamos decepcionados porque queríamos que las cosas fueran mejor y creo que podíamos haber hecho las cosas mejor", reflexionó el delantero, quien descartó que el equipo "haya bajado los brazos".

Manu Garrido asumió la dificultad de alcanzar las plazas que dan opción a la Liga Pro, pero incidió en enfocar solo al partido del Badalona, próximo rival. "Lo que haya después nos da ya un poco igual", dijo.

"Será un rival complicado y un partido muy igualado que se definirá por detalles, como todos los de Segunda B", añadió.

Garrido, que solo anotó dos goles, achacó a la "poca continuidad" de los delanteros los bajos guarismos de los atacantes.

"Para un equipo es importante conocerse y que haya un once claro, sobre todo arriba. Ha habido muchos cambios por lesiones, cambios de míster y otras circunstancias", concluyó.