La Guardia Civil ha detenido a un joven de 24 años como presunto autor del robo de 160 tapas de desagüe fluvial en Xàbia y ha imputado a tres trabajadores de una chatarrería de Benissa por un delito de receptación al comprar las piezas y enviarlas a Valencia para fundirlas. El Ayuntamiento de Xàbia ha valorado las tapas sustraídas en 19.200 euros, según informó ayer el Instituto Armado.
La investigación de la Guardia Civil se puso en marcha tras presentar el Ayuntamiento de Xàbia una denuncia por la sustracción de 160 tapas de desagüe fluvial. Cada tapa de hierro está valorada en 120 euros y además del perjuicio económico dado el elevado número de piezas sustraídas, el robo de este material conllevaba un serio peligro tanto para los vehículos como para los viandantes.
De hecho, una personas se cayó por uno de los huecos del alcantarillado donde sustrajeron una tapa y se rompió una pierna, por lo que tuvo que ser hospitalizada.
Los robos de decenas de tapas de desagüe fluvial provocaron una alarma social en el municipio de Xàbia y tras la denuncia presentada por el Ayuntamiento el Área de Investigación de la Guardia Civil puso en marcha las pesquisas para esclarecer el hurto de este material.
Los investigadores del Instituto Armado averiguaron que las tapas sustraídas eran transportadas en un vehículo hasta una nave de compra de chatarra situada en un polígono de Benissa, por lo que establecieron un dispositivo de vigilancia y el pasado 25 de marzo sorprendieron en dicho negocio al presunto ladrón.
El sospechoso era un joven español de 24 años que fue sorprendido cuando trataba de vender varias tapas en la empresa de recuperación de metales.
La Guardia Civil procedió a su detención y realizó una inspección del establecimiento que permitió localizar y recuperar 35 tapas similares a las robadas en Xàbia. Además detectaron numerosas irregularidades en los libros de registro de la chatarrería.
El joven fue detenido por un delito continuado de hurto y tres trabajadores de la chatarrería fueron imputados por receptación al comprar las tapas sabiendo que eran robadas. El resto de tapas ya habían sido enviadas a una fundición en Valencia.
