Emilia Lázaro y Pablo Cáceres, dos chilenos procedentes del teatro, se han consolidado como un dúo intimísimo de voces y guitarras. Aprovechan los escenarios y los videoclips para expresarse con sus cuerpos, teatralizar las canciones y dejarlas en la frontera misma de la performance.

Creatividad desbocada de una generación que huye de los compartimentos estanco tanto en el ámbito disciplinar como en el estilístico.