Cualquier alicantino tiene en su retina la imagen del rótulo de las heladerías Cañaveras, o quizás de sus pastelerías DeCaramelo. También llevan guardado en la memoria gustativa el sabor de sus helados y de sus pasteles, dulces y salados, todos elaborados artesanalmente en su propio obrador. Tanta presencia en Alicante y su gente se debe a que llevan décadas repartidos por casi todos los barrios de la ciudad con sus siete establecimientos.
Pero, como no puede ser de otra forma, esta historia de éxito se debe a muchos años de trabajo que se remontan a 1978, cuando Santiago Cañaveras se inició en el mundo de la heladería. Inicialmente junto a su hermano Florencio, y con los años con un equipo cada vez más grande y de la mejor calidad humana, su idea fue creciendo por la ciudad. Primero en una heladería en la calle Mayor, hoy bajo la marca de Heladería Venetia, y poco a poco expandiéndose a más barrios.
Calidad tradicional
La clave del éxito es algo tan sencillo y tan dificil a la vez como mantener la calidad tradicional, la receta de siempre, con ingredientes frescos y naturales, y el trabajo artesano que le da un toque distintivo y especial a todos los productos. Aunque no seamos del todo conscientes de ello, el helado artesano alicantino es de los mejores del mundo, lidera en España y se mide cara a cara con el helado italiano en los grandes eventos del sector a nivel internacional. Cañaveras es un exponente local de esa excelencia.
Además, el espíritu de Cañaveras, cuyas heladerías forman parte de la vida de varios barrios alicantinos, hace que ir a tomar un helado sea una forma de convivir y disfrutar de la ciudad. En sus establecimientos no solo están los deliciosos sabores del helado de turrón o el sorbete de limón. Bajar y tomar un café, merendar o desayunar ahí es reencontrarse con las caras amigas de empleados y clientes, al fin y al cabo, vecinos.
Va siendo tiempo ya de visitar la heladería y compartir ese dulce sabor con nuestra gente y rememorar la calidad tradicional de Cañaveras.