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Juan Carlos Calderón

Juan Carlos Calderón. EFE

Raphaelismo contó con todo el apoyo mediático en detrimento de la excelsa Melódico (Movistar, tres episodios). Ésta hubiese merecido mayor atención y debería servir de matriz para abrir otras vetas. Homenajeando a uno de nuestros grandes compositores a los que todavía la televisión no ha dedicado la gran serie que merece: Juan Carlos Calderón.

El pasado 20 de enero, en un Teatro Principal abarrotado, las hermanas Amaya y Estíbaliz Uranga, leyendas vivas de la música en español durante los últimos cincuenta años, repasaron junto a El Consorcio 50 temas populares de nuestra memoria sentimental: El vendedor, Quién te cantará, Tómame o déjame, Pangelingua o Secretaria.

La mayoría de estas composiciones estaban firmadas por un autor singularísimo. Con un sonido propio. Con unas armonías únicas. El sonido Calderón viajó a Eurovisión en varias ocasiones. Calando en todo el mundo, Europa, América y Asia. Eres tú y Tú volverás, pero también el temazo La fiesta terminó que defendió Paloma San Basilio. Como dijo Estíbaliz en el Principal de Alicante: «no quedamos mal, y tenía el mérito de que no había trampa ni cartón; todo era en directo de verdad».

Que Juan Carlos Calderón era uno de esos genios que salen de cuando en cuando estaba fuera de toda duda. Recuerdo con emoción el encuentro con los medios en el Casino de Santander, su ciudad natal, donde le homenajeaban. Él, que era de pocas palabras, decidió hablar con el piano, e improvisar unas notas que eran puro jazz y puro sonido Calderón. A un par de metros de mí.

En 2º de BUP, mientras mis amigos disfrutaban con Deep Purple y Pink Floyd, yo coleccionaba los vinilos de Mocedades. Por eso en el Principal, 45 años después, se me escapó alguna lágrima.

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