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Joan Antoni Oltra Soler

Opinions des d’Elx

Joan Antoni Oltra Soler

2022 ha empezado «movidito»

Una vista de la avenida de la Libertad, la principal arteria del tráfico que cruza el casco urbano de Elche. | ANTONIO AMORÓS

A los muchos temas pendientes, desde hace años, se les ha unido la propuesta de modificación del PGOU que planteó el Ayuntamiento, a finales de diciembre, para cambiar la calificación urbanística en cuatro espacios de Elx: edificio de Las Clarisas, Mercado Central, Mercado Provisional y l’Escorxador.

Y, por si faltara algo, después de casi cuatro años de haber prometido su reforma, se licita el proyecto para convertir el Hort del Gat en un Casal Fester. Tanto pedir una nueva Ley del Palmeral para evitar usos extraños en los huertos históricos y, a los dos meses, la Consellería competente en Cultura y promotora de la Ley nos anuncia esto. Menudo ejemplo está dando.

Es cierto que el Hort del Gat está mal: palacete y huerto. Así se viene denunciando desde hace años, especialmente por parte de Volem Palmerar. El argumento del alcalde de que el deterioro empezó cuando el PP cerró la Estación Phoenix es cierto. Pero de aquello hace más de seis años, y el alcalde ha sido él en todo este tiempo en un Ayuntamiento PSOE-Compromís y, ahora, está mucho peor que entonces.

No puede decirse que hayan tenido mucha prisa en ponerse a arreglar aquello. Y, mucho menos, en que el destino elegido sea el más apropiado. En un huerto Patrimonio de la Humanidad y con una nueva Ley se esperan otras cosas. Y, encima, promovida la actuación por la actual Consellería que, en cualquier otro caso, es la que debería denunciarla. Insólita situación que es de esperar pueda ser rectificada.

Aún más inexplicable es la propuesta sobre el antiguo convento de las Clarisas. Que, con lo que costó la permuta para hacerlo público, la inversión hecha y las promesas de todos los alcaldes que han pasado incluidas, acabe siendo un hotel privado y con una concesión por 50 años ampliables, es de nota. Y aquí no se puede decir que hay retrasos en tomar decisiones. Poco más e inician el expediente antes de que los empresarios interesados dijeran lo que querían. Ya se sabe que hay temas que parece que tienen una «mano negra» que impide que se solucionen y, en cambio, hay otros que parece que tengan «mano de santo», por lo rápido y eficiente que todo funciona. A la tradicional lentitud municipal en resolver cosas, choca la rápida preocupación por facilitar un hotel en las Clarisas. Todo lo demás puede seguir esperando, lo de las Clarisas no.

No está tan claro, en cambio, y por poner un ejemplo, lo que está pasando con la promesa que hizo Ximo Puig de compensar a Elx con 43 millones de euros por el tema de los terrenos de la UMH de Elx. Lo prometió en junio de 2018, en un acto del Club INFORMACION. Desde entonces, y cada cierto tiempo, nos dicen que está a punto. El alcalde, Carlos González, llegó a decir, hace unos años, que estaban redactando el protocolo para darle forma. Deben seguir redactándolo, porque no hacen nada. Se nos dijo que, con cargo a esa partida, se compraba el antiguo edificio de Correos, cosa que se hizo en vísperas de las municipales de 2019 por unos 700.000 euros y se anunció una partida de 8.000.000 de euros, que nunca existió, para reformar el edificio y destinarlo a actividades que, tal vez, ni ellos mismos recuerden ya que cada poco prometen otras distintas. Esta inversión, se decía, era a cuenta de la citada compensación.

Y, como dice el refrán: «Se coge antes a un mentiroso que a un cojo»: Estos días se ha anunciado que la Generalitat piensa comprar el edificio de Correos, en Alicante, para ubicar su delegación allí. También acaba de comprar Correos en Valencia, en la Plaza del Ayuntamiento y, poco antes, se hizo con el de Castellón. No parece que fuera para compensar nada. ¿Por qué aquí se nos dice lo de la compensación?. Por cierto, ¡qué bien vendrían parte de esos 43 millones para rehabilitar las Clarisas y no privatizarlas!

Qué poca prisa en reclamar lo que se nos debe, y más si es a Ximo Puig. Tienen demasiado claro algunas cosas y otras, más necesarias, muy poco.

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