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Antonio Cuevas

Los no vacunados afectan a la salud pública

Un hombre recibe la vacuna en el Wizink de Madrid.

Los no vacunados afectan a la salud pública, obvio, no hacía falta que apareciera una pandemia como la actual para que el Sistema de Enfermedades de Declaración Obligatoria se orientara a la detección y control de enfermedades transmisibles que por su potencial epidémico representen un riesgo para la salud de la población en general, como es el caso de la tuberculosis y otras enfermedades. El aislamiento es una práctica habitual y se intenta por todos los medios que los afectados comiencen los tratamientos oportunos y dejen de ser contagiosos. En todo caso una persona que no quiera vacunarse tendría que voluntariamente aislarse, asumir que puede transmitir la infección, aunque posiblemente no sepa si está infectado o no.

Establecer que la vacunación sea obligatoria es posible que no sea constitucional pero sí resulta conveniente y exigible en el caso de los sanitarios, educadores, personal de seguridad y todos aquellos que se relacionen con personas que pueden estar infectadas o a las que pueden infectar. En muchas ocasiones, por ejemplo, no se puede respetar la distancia de seguridad.

En los países ricos con altas tasas de vacunación se ha reducido drásticamente la mortalidad y los ingresos hospitalarios, mientras que en los países con menos recursos miles de personas continúan muriendo. En estos países ni siquiera el personal sanitario y la población de riesgo han recibido la vacuna. Según Amnistía Internacional a pesar de los llamamientos para dar prioridad al programa COVAX diseñado para lograr un reparto equitativo de las vacunas, algunas de las empresas han seguido reservando el suministro a estados que saben que las acaparan.

En algunos países de la Unión Europea (Austria, Italia...) la vacuna será obligatoria. En Canadá el gobierno valora que los no vacunados si necesitan hospitalización por la pandemia se hagan cargo del coste económico. En España no pocos ingresados en las UCI no se habían vacunados por voluntad propia y estar ingresado en una UCI es más caro que hospedarse en un hotel de cinco estrellas con ventanales frente al mar.

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