Compruebo con preocupación el ataque tan furibundo y mal argumentado del reportaje publicado el domingo 7 de noviembre en INFORMACIÓN. En concreto, el señor Sánchez Lizaso se limita a estimar y extrapolar (él mismo lo dice) desde su poltrona universitaria, ciertos datos sobre la pesca recreativa y parece que incide en especial sobre la pesca desde embarcación.

Ese mismo día se publica en páginas del suplemento “Activos” de ese diario el problema de mantener el precio subvencionado del gasoil a la pesca profesional. Se acompañan un par de fotos muy explicativas de esta actividad: un barco artesanal armado hasta “los dientes”, auténtica máquina de pescar, y un arrastrero desembarcando cajas y cajas de pescado. También se dice que hay 250 barcos profesionales, solo en esta provincia, y que trabajan 208 días al año. ¿Se imaginan ese ejército pesquero con barcos poderosos frente al estado de la mar, armados de trasmallos (con varios kilómetros cada uno), redes de cerco, bonitoleras, palangres, pulperas, etcétera?

Los aficionados nos hacemos a la mar en contadas ocasiones, porque tenemos otras ocupaciones y sobre todo, porque en nuestras barcos no se lleva bien los numerosos días de viento y oleaje; salimos armados de unos pocos anzuelos y con mucha ilusión, y los resultados en muchos días más vale no contarlos. !Qué más quisiéramos coger doradas, lubinas, meros, al menos algún ejemplar, como dice el señor Lizaso! Rotundamente, no cogemos ni 5, ni 3 kilos por pescador. Nosotros no hemos extinguido o casi, el pez espada, el mero, el atún rojo (ahora está recuperándose, parece ser) y aunque le echan la culpa de la escasez de sardina y boquerón a este pez, -algo tiene que comer-, habría que ver como se esquilma cualquier banco de sardinas que aparece, incluso sin respetar las tallas mínimas. Entiendo que los profesionales rentabilicen su trabajo, pero...

Nuestra actividad genera un fuerte impacto económico (astilleros, náuticas, clubs náuticos, etcétera,) mayor que la profesional y también muchas familias dependen de ello; por tanto, merecemos una cierta consideración, pero sobre todo, que se comprenda que no somos unos “piratas” y estamos tan interesados como el que más en la conservación de los recursos pesqueros.