Humanismo europeo

Diálogo entre dos mujeres.

Diálogo entre dos mujeres.

Antonio Alaminos López

Nuestro mundo europeo tiene por delante dilemas variados. Por un lado, se aboga por la tolerancia y la diversidad, argumentando en favor del respeto a las diferencias y estando abiertos a distintas perspectivas. Mostrándose como es cada cual, sin miedo. Por otro lado, vemos una creciente polarización, donde la intolerancia se manifiesta cuando hay ideas que no se alinean con otras ideologías más o menos dominantes.

Se oye decir: “no me hables nada de eso, son tus ideas”. Se entendería si se fueran imponiendo las ideas de manera dogmática o inflexible. Pero si es una conversación con respeto y apertura al diálogo, mostrando la belleza del humanismo, que tanto bien ha hecho al mundo, ¿qué hay de malo en defender cada cual sus valores?

El filósofo griego Platón, dijo: “Un hombre que no arriesga nada por sus ideas, o no valen nada sus ideas, o no vale nada el hombre”. Si las ideas han demostrado que valen es que valen mucho. Y más, si han desempeñado un papel fundamental en la formación de la cultura occidental. ¿De dónde vienen, si no, el principio de dignidad del ser humano, de la ayuda al otro, de los valores que han hecho tan grande al ser humano: compasión, humildad, entrega, veracidad, cercanía…? De ese humanismo occidental, por ejemplo, surgieron los Derechos Humanos.

En nuestra sociedad, hay tanta gente que, en sus trabajos (maestros, médicos, empresarios, tenderos, periodistas, artesanos, profesores, agricultores…) hacen bien su trabajo precisamente por ser humanistas. Todos ponen valores en lo que hacen. La intolerancia, disfrazada de tolerancia, es una muestra de algunas ideologías reinantes. El humanismo europeo no debe tener miedo de expresarse y de defenderse, con respeto y empatía. En este mundo donde la tolerancia se pone a prueba, recibiendo etiquetas y estigmas, hay que ser valientes en la defensa de los valores humanistas occidentales, fomentando espacios para el verdadero diálogo y la comprensión.