La Sierra y el Cabo de Santa Pola, a debate. El Ayuntamiento de la villa marinera organizó ayer una jornada para conmemorar el Día Internacional del Medio Ambiente, que culminó con salida de campo para explicar la evolución de los entornos naturales locales y las vías de protección que se pueden lograr a medio o largo plazo, como la declaración como paraje natural del entorno del Cabo y la Sierra. Esta gestión está actualmente tramitándose en la Conselleria de Medio Ambiente y, según representantes de la Administración autonómica, el Consell determinará de manera inminente en las próximas semanas si se sigue adelante con el proceso o no, aunque anuncian que hay posibilidades de obtener la catalogación de paraje natural, después de haber estudiado la memoria justificativa que realizó el Ayuntamiento hace cerca de un año. En este documento se registran las especies de flora, fauna, accidentes geográficos y todo el patrimonio cultural en un radio que supera las 1.000 hectáreas, que podría ponerse en valor como corredor ecológico. Si el Consell da luz verde, esta memoria se expondrá públicamente durante 45 días y se resolverán las alegaciones que podrían presentar particulares que no quieran adherirse al paraje natural. Con el resultado final, el Consell preparará el decreto de declaración y, a partir de entonces, el Ayuntamiento tendrá dos años para confeccionar el plan de acción que regule los usos que pueden hacerse en este espacio, como, por ejemplo, «ordenar más exhaustivamente las temporadas de caza o limitar la recolección de ciertas especies de flora», señala Jerónimo Buades, geógrafo municipal.

Distinción

Esta distinción será, también, una vía para alcanzar subvenciones de las administraciones, involucrar a los colectivos y conseguir el apoyo de la obra social de entidades privadas. Por otra parte, los expertos explicaron que el patrimonio natural necesariamente está vinculado a la actividad económica, con espacios que han sido humanizados con cargas, por ejemplo, agrícolas, en áreas como la Dehesa de Levante y Poniente de Santa Pola, donde se extendían las tierras arrendadas, y que ahora son bancales camuflados por las pinadas. Haciendo autocrítica, José Nebot, subdirector general de Medio Natural de la Conselleria de Medio Ambiente, explicaba que hay que pasar de la gestión pasiva a la activa, «porque creíamos que el territorio se regeneraba solo, pero no, hay que hacer el tránsito y para eso es necesaria la unión».

Con relación al incendio originado hace unos días en el camino del Faro, que calcinó dos hectáreas, los investigadores señalan que la parte afectada no ha reducido su valor porque la biodiversidad sigue, al tratarse de un caso aislado, «y no faculta a nadie para clasificar esos terrenos como urbanizables», destacaba Juan Antonio Marco, catedrático de Geografía Física.