La Cova Tallada está al límite. Otro verano de masificación puede provocar daños irreversibles. De hecho, el deterioro en los últimos veranos, cuando los senderistas, bañistas y piragüistas han acudido en tropel, ha sido muy acusado. Ayer, en la junta rectora del Montgó (la Cova Tallada forma parte de este parque natural) se mostraron fotografías que demuestran todo el daño que ha hecho la masificación: basura, grafitis, apreturas, daños en la fauna... La presión humana es tal que incluso se ha detectado contaminación en el mar por las cremas solares. Se ha llegado a formar una película de aceite en el agua.

En la junta rectora, también se presentó el estudio de carga encargado por la conselleria de Medio Ambiente. Y ya fija un cupo máximo de visitas al día. La Cova Tallada soporta ahora mismo a 71 personas diarias. Y ahí se incluyen los turistas que llegan por la senda que arranca de les Rotes de Dénia (la gruta está, sin embargo, ya en término de Xàbia) y quienes reman en kayak hasta el paraje protegido.

Pasar de la avalancha de centenares de bañistas al día a 71 es drástico. Pero es, según el estudio, la única forma de frenar el deterioro galopante de los últimos años. De ahí que la junta del Montgó abogara ayer por aplicar el cupo de visitas ya este verano. La idea es repartir tiques y sancionar a quien se cuele de forma clandestina. La clave está en controlar. Y no hay personal.

La masificación también amenaza las comunidades de vermétidos, que son los moluscos que habitan en el meso litoral (en la orilla de rocas). Es un hábitat protegido por la Unión Europea.