El presunto asesino de la turista de Singapur desaparecida en Xàbia, ante el juez en Cieza

El abogado que defiende los intereses de la familia de Audrey Fang pide la prisión provisional para el individuo, de nacionalidad singapurense, como la víctima 

El acusado de coser a puñaladas a una mujer en Abanilla es conducido por la Guardia Civil a los juzgados de Cieza.

El acusado de coser a puñaladas a una mujer en Abanilla es conducido por la Guardia Civil a los juzgados de Cieza. / A.L.H.

Ana Lucas

Ana Lucas

El Juzgado de Instrucción Número 1 de Cieza, en funciones de guardia, decidirá este viernes el destino del sujeto arrestado por asesinar a Audrey Fang, la mujer cuyo cadáver apareció el 10 de abril cosido a cuchilladas en un bancal de Abanilla (Murcia).

Fang estaba de vacaciones en Xàbia (Alicante), donde se hospedó en un hotel de lujo con spa. Tenía reserva del 4 al 10 de abril. Su familia, que ya está viajando desde el país asiático hasta España, habló con ella por última vez el 9 de abril. Audrey quedó con ellos para que fueran a recogerla al aeropuerto de Singapur. Pero nunca cogió el vuelo de regreso.

Manuel Martínez, el abogado que defiende los intereses de la familia de Audrey Fang, pide la prisión provisional para el individuo, natural de Singapur, como la víctima.  

Los familiares “evidentemente, están en shock. Reciben una noticia fatídica en un país alejado del suyo. Necesitan el mayor amparo moral”, detalló el letrado a las puertas del juzgado.

“La Guardia Civil está haciendo un trabajo loable”, hizo hincapié Martínez, que está a la espera de conocer todas las diligencias de un caso que está declarado secreto.

Minutos después de las nueve de la mañana, el sujeto llegaba en un furgón del Instituto Armado, procedente de la Comandancia hasta los juzgados de Cieza. 

El hermano de Fang, acompañado de dos parientes más, junto a un intérprete puesto por el consulado, se encuentran ya en la Región y a las diez menos cuarto de la mañana llegaron al juzgado, para personarse como acusación particular. A su llegada, serios y apesadumbrados, no hicieron declaraciones