No tenía ni idea, y vivía sin problema, de que existía una cosa llamada Movimiento por España, un partido político o asociación o club, quizá de alterne para cascársela con los efluvios del pasado, que tiene hasta una líder, una comadrona, una jefa de parto, quizá la única miembra de esa cosa, y por supuesto no tenía ni idea de que había una señora que se llamara María Severiano y que fuera la mentada cabeza nacional del Movimiento ese dedicado a loar las gracias del pequeño dictador -apenas un metro y pico de mala leche- Francisco Franco y a la España que sometió su sicópata cabecita.

También les digo enseguida que en cuanto acabe de escribir estas líneas me olvidaré del club de alterne, del partido, o del movimiento citado, y por supuesto de María Severiano. El rollo este tiene que ver con el resurgir de una serie de personajes que hasta ahora anidaban en las cloacas de la sociedad, patéticos de añoranza, y que la exhumación de los huesos del criminal del Valle de los Caídos ha sacado de las catacumbas. La dama fue invitada por el lánguido Ya es mediodía, que defiende con poco premio en Telecinco Sonsoles Ónega. Apareció sujetando una virgen de yeso en las manos -que no falte el sentido del espectáculo- y Sonsoles quiso saber la razón.

Coño, vino a decir la buena señora, pareces tonta, niña, ¿o es que no ves que el pecado está corrompiendo la juventud y a los homosexuales se les dice que es normal que lo sean, y hasta la guardia civil, que ha de protegernos, deja entrar a toda la chusma -ahora se refiere a los inmigrantes-? Yo creo que a estos pintorescos especímenes, como los que anidan en la Fundación Franco, se les llama en calidad de bufones. Para reírse de ellos, vamos.