Mira, de verdad, que ya está bien, hombre, vamos, vamos. ¿Habla Paco Marhuenda si se siente acorralado y trata de escaparse con su ya conocido latiguillo, mira, de verdad, ya está bien, por favor? No, habla un servidor. Mira, de verdad, que ya está bien, vamos, hombre, por favor. La otra noche creo que la audiencia de 'Sálvame Deluxe' tuvo claro, igual que el programa, que mientas 'Tu cara me suena' siga en Antena 3, el declive de la gorrinada aún no conoce fondo. Han tratado de combatir el gran espectáculo de Manuel Fuentes con estrellas potentes de su hábitat, y han fracasado por mucha carnaza que les echaran a los leones en la pista.

La cosa está tan mala, tan decadente, que me entero de que el último viernes llevaron a la última mona de la barraca a que contara, otra vez, su mala situación económica, a que llorara mucho, y a ver si levantaba los audímetros. Ni caso. La audiencia pasa porque como ella, millones. Que una tal Chiqui Fernández, la señora que ha sabido sacarle partido a su baja estatura mientras le ha durado el cuento y ha pasado por brillantes lodazales de Telecinco como 'Gran Hermano', 'Supervivientes', y hasta hizo de reportera para 'Sálvame', se puso a lagrimear en el plató diciendo que no quiere caridad sino un trabajo.

Como millones de españoles. ¿Qué solución le dio lo de Jorge Javier y su cuadro de actores? Que Aramís Fuster, la bruja, le hiciera a la pareja una limpieza de energías para quitarles la mala suerte a ella y a su marido, un tal Borja, y de paso a la hijita de ambos, Alma, que creo que nació ante una cámara de televisión como una «exclusiva» vendida de los padres a la factoría de purines. La tal Aramís dijo hace unos meses que ni era bruja ni nada. Da igual. Entre estafadores se entienden.