En HBO, los dos papas imaginados por Paolo Sorrentino. En Netflix, la historia de dos pontífices contada por el brasileño Fernando de Meirelles. Y en Movistar, el documental sobre la secta del Palmar de Troya liderada por el apócrifo papa Clemente surgida al final del franquismo. De manera casi simultánea, llega a las plataformas digitales un repóquer de papas. Estos tres títulos tienen en común estar protagonizadas por papas, pero cada uno de ellos son totalmente distintos en tono e intenciones.

El más irreverente y con vocación de crear polémica es The New Pope de Paolo Sorrentino en HBO. Ese grupo de monjas en ropa interior bailando música electrónica ante un crucifijo de neón durante los títulos de crédito es un claro aviso de lo que vamos encontrarnos. Aunque se vende como una nueva serie, es continuación directa deThe Young Pope. En aquella primera serie veíamos la llegada al Vaticano del primer papa norteamericano, Lenny Belardo (Jude Law) y que adopta el nombre de Pío XIII. Aunque su juventud y atractivo pudieran hacer pensar que estamos ante un pontífice moderno que va a renovar la institución, la realidad es todo lo contrario. Lenny es un papa ultraconservador que evita mostrarse en público. Un personaje atormentado que vio cómo de niño sus padres le abandonaron. Ahora pretende devolver al mundo el daño que sufrió, haciendo que ni siquiera los creyentes puedan lograr el consuelo de su fe. La primera temporada acababa con el personaje cayendo en coma.

Para la segunda parte, es sir John Brannox (John Malkovich) el encargado de suceder a Law. Británico de pura flema, con porte elegante y culto, vive en una especie de burbuja en la campiña inglesa. Comparte con su antecesor un pasado traumático, ya que sus padres dejaron de dirigirle la palabra al culparle de la súbita y trágica muerte de su hermano gemelo. Pero Brannox, mucho más humilde y humano, no busca venganzas contra el mundo. Sólo cumplir con su deber cuando le llaman para dirigir la Iglesia. Adopta el nombre de Juan Pablo III y deberá estar luchando contra la sombra de su predecesor, de quien tenemos claro desde el principio que va a volver. Cuando el personaje de Jude Law despierte el duelo interpretativo estará servido. Y de paso nos preguntaremos cómo ese mal bicho consiguió tantos devotos.

Vuelven casi todos los secundarios de la anterior serie, y de ellos brilla con luz propia Silvio Orlando, como el cardenal Voiello, el gran intrigador del Vaticano. En cambio, está más desdibujado el personaje de Javier Cámara, monseñor Gutiérrez. Como actores invitados tenemos a Marilyn Manson y a Sharon Stone, interpretándose a sí mismos.

De muy distinto tono es la película que ha hecho para Netflix el cineasta brasileño Fernando Meirelles,Los dos papas. Tanto hablar de El irlandés y la plataforma consiguió colocar esta película basada en la reciente sucesión en el Vaticano entre las nominaciones para los Óscar. Aunque, como aquella, tampoco ha logrado ninguna estatuilla. Meirelles ya se daba ciertos aires a Scorsese en la película que le dio a conocer en todo el mundo, Ciudad de Dios, en la que mostraba cómo era el crimen organizado en las favelas brasileñas. Los dos papas se apoya en la interpretación de sus dos protagonistas, Anthony Hopkins y Jonathan Pryce, que encarnan a Benedicto XVI y a Francisco I, respectivamente. En la película, se nos cuentan las circunstancias en las que Benedicto renunció a ser el Sumo Pontífice y preparó todo para que Francisco le sucediera, a pesar de que se trataba de su rival en lo ideológico y tenía una concepción opuesta a la suya sobre cómo debía de ser la Iglesia. A través de sus encuentros, vemos cómo aprenden a comprenderse, a respetarse y a admirarse.

La última sorpresa ha venido de Movistar con su serie documental sobre El Palmar de Troya, una producción que quiere ser un Wild, wild country a la española. Al puro estilo del género true crime, nos cuenta la aparición de esta secta que llegó a escindirse de la Iglesia Católica y a formar su propio culto. La historia arranca en 1968 con el relato de tres niñas que dicen haber visto a la Virgen en un campo en las proximidades de la localidad sevillana de Utrera. El lugar no tarda en convertirse en punto de peregrinaje para creyentes y curiosos. No falta quiénes tratan de aprovecharse de la superchería y la fe ciega de algunos para tratar de capitalizar el interés por estas apariciones a favor de sus propios intereses, nombrándose portavoces del mensaje de la Virgen. El episodio piloto narra el ascenso de quien luego se autoproclamaría como el Papa Clemente y la génesis de este culto. Los palmarianos trataron de aprovechar el descontento de los fieles más conservadores hacia la renovación de la Iglesia que supuso el Concilio Vaticano II, y se erigieron en garantes de los valores cristianos de toda la vida. Es toda una metáfora de un sector de la sociedad española que, en los últimos años del franquismo, se resistía a los vientos de cambio. Los dirigentes de la Iglesia palmariana usaron el nepotismo para nombrar a obispos a personas que no tenían ninguna formación. El cisma con el Vaticano era inevitable. Un interesantísimo documental de cuatro episodios sobre este culto religioso que lleva cincuenta años afincado en España y del hay todo tipo de leyendas.