Son veinticinco las palabras que durante más de veinte años han separado a los concursantes de ‘Pasapalabra’ de conseguir el gran bote que acumula el programa y que ya no podrán ser adivinadas debido a una condena judicial, que ha ordenado el cese del alfabeto más famoso de la pequeña pantalla.

El Tribunal Supremo ha rechazado el recurso de Mediaset, titular del canal Telecinco donde se emite, en relación al litigio que mantenía con la productora británica ITV por los derechos de emisión de uno de los concursos más populares de la televisión, cuya fecha de cierre aún no ha sido anunciada por la cadena.

Corría el año 2000 cuando el programa empezó su andadura, por aquel entonces en Antena 3, y Silvia Jato era la encargada de presentar el programa que rápidamente se convirtió en un éxito de audiencias.

Aunque en 2006 la presentadora gallega fue sustituida por Jaime Cantizano, que no mantuvo las mismas cuotas y el programa llegó a su fin y fue "¿Quién quiere ser millonario?", también concurso, quien tomó el relevo de las tardes de la cadena.

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Tan solo un año más tarde, Telecinco se hizo con los derechos del programa en España y Christian Gálvez tomó el timón de un barco que ha capitaneado durante 3291 programas hasta ahora y a la cabeza de las audiencias en su franja horaria casi a diario.

La mayor emoción del concurso se concentra en su tramo final, cuando los dos concursantes del día llegan a la última prueba, "el rosco", en la que cada uno deberá acertar individualmente veinticinco palabras, cada una con una letra del alfabeto -excluyendo la K y la W- en un tiempo de 85 segundos más lo que hayan logrado acumular en las pruebas anteriores.

A velocidad casi inhumana, Gálvez lee una corta definición para cada palabra a acertar o, en el caso de duda o no conocerla, pedir una pausa con la expresión que da nombre y sentido al programa.

Finalmente, y si la suerte y el conocimiento están de su lado, poder hacerse con un bote que va acumulándose a razón de 6000 euros por programa.

Pero antes de llegar a la traca final, como si de una carrera de obstáculos se tratase, los participantes deben superar otras pruebas, que han ido variando a lo largo de su historia, que sirven para acumular los preciados segundos que marcan una diferencia decisiva en el rosco y para las cuales cuentan con la ayuda de dos famosos cada uno.

Pese al enorme éxito que acumuló en su etapa en Telecinco, fue en sus tiempos en Antena 3 cuando entregó el mayor premio de la historia del programa, cuando el concursante Eduardo Benito logró 2 190 000 euros en 2006.