"Breaking Bad", una de las obras cumbre de la televisión moderna, dice adiós tras más de cinco años en antena, un final una época para esta serie que acaba de ganar su primer Emmy como mejor drama y cuya despedida encierra una expectación similar a la de "Lost" o "The Sopranos".

El último episodio congregará este domingo a las 9:00 pm a cerca de 7 millones de espectadores -la serie ha batido su récord de audiencia en los últimos dos capítulos-, y centenares de ellos se darán cita en el cementerio Hollywood Forever, de Los Ángeles, tras pagar 45 dólares (33 euros) por unas entradas que en la reventa han llegado hasta los 1.005 dólares (744 euros), según refleja la web eBay.

La cita en el cementerio, aparte de su simbolismo, consiste en un acto benéfico al que acudirá el reparto de la serie para una charla con los asistentes y cuyos beneficios se destinarán a una campaña contra el acoso escolar (The Kind Campaign) fundada por Lauren Parsekian, la esposa del actor Aaron Paul.

"Es una serie única en la historia de la televisión", dijo a Efe su actor protagonista, Bryan Cranston, antes del estreno de la quinta y última temporada de la serie.

El intérprete, ganador de tres Emmy consecutivos por su papel, argumentaba esa afirmación amparándose bajo el escudo del "cambio", la cualidad que distingue a su Walter White de otros personajes ilustres de la pequeña pantalla como Tony Soprano, Stringer Bell, Thomas Magnum o incluso los chicos de "Friends".

Cranston encarna en la serie a un profesor de Química en un instituto de Albuquerque (Nuevo México) que, de forma inesperada, adopta un estilo de vida criminal tras serle diagnosticado un cáncer de pulmón terminal y marcarse el objetivo de reunir el dinero suficiente para que su familia no sufra penurias económicas.

Finalmente, sus actividades, que le hacen pasar de una suerte de "Mr. Chips" al Tony Montana de "Scarface", le convierten en un reputado traficante en el negocio de las metanfetaminas con la ayuda de su exalumno Jesse Pinkman (Aaron Paul).

White es capaz de fabricar la mejor metanfetamina del mercado, con un 99 por ciento de pureza, el mismo porcentaje que ha logrado la última temporada de "Breaking Bad" para entrar en el Libro Guinness de los récords por su casi perfecta valoración en el portal MetaCritic.com, que reúne las valoraciones de críticos especializados.

El episodio final, calificado como "perfecto" por el propio Cranston, lleva por título "Felina". Hay quien sostiene que se trata de una conjunción de los símbolos de la tabla periódica ("Fe", hierro; "Li", litio, y "Na", sodio) que bien se podría traducir por "sangre, metanfetaminas y lágrimas" o ser simplemente un anagrama para el término "finale", teorías sugeridas por el columnista del New York Times Nick Bilton.

Es la última receta que se cocina en "Breaking Bad". Su antihéroe, al igual que iconos como Michael Corleone, atraviesa etapas de auge y caída, de crecimiento y descomposición. Pero lo que le distingue es, finalmente, su transformación, como la electricidad que desprende todo el conjunto.