Daenerys de la Tormenta, Reina de los Ándalos y los Primeros Hombres, Protectora de los Siete Reinos, La que no Arde, Madre de Dragones, Rompedora de Cadenas y Khalesi del Mar de Hierba. De entre los muchos títulos que adornan a su personaje, Daenerys Targaryen, hay uno en el que Emilia Clarke tiene mucho que ver.

Y es que ha sido la actriz británica, con su ingenio y su don de la oportunidad, y no la pluma de George R.R. Martin quién ha convertido a Danerys en la Reina de Instagram. Y la última prueba de su dominio total y absoluto de la red social tiene un invitado de excepción, ni más ni menos que Kit Harington, es decir, Jon Snow, el Rey en el Norte.

Emilia Clarke, la reina de Instagram

En la imagen Clarke aparece junto al sonriente actor, ataviado bajo el abrigo con su ropa de faena en los Siete Reinos -salvo por esas gafas de toque 'harrypoteriano'- y ofrece a sus seguidores una breve explicación de lo que el ahora Señor de Invernalia debe hacer para evitar problemas.

"Esperad... no os lo había dicho chicos? Efectivamente, si ahora él dobla su rodilla no habrá problemas", revela Clarke que acompaña la frase con varios e irónicos hashtag: #problemasdelamadrededragones, #tengo99problemasyjonsnowesunodeellos, #loqueredondeandoson100problemas #nosabesnadajonsnow.

La fuerza de Daenerys Targaryen

Un mensaje con el que la joven Targaryen deja claro que al Rey en el Norte solo le queda una salida, arrodillarse ante ella, si no quiere terminar como las huestes de los Lannister en el último capítulo.

Y es que en 'Botines de Guerra' ('The Spoils of War'), Danerys realizó una enorme demostración de fuerza a lomos de Drogón, con la caravana que, tras conquistar Altojardín y tomar todo el oro de los Tyrell, encabezaba Jaime Lannister.

Una victoria forjada a fuego, en la que contó con la inestimable ayuda de las hordas dothraki, y con la que ha asestado un gran golpe que puede cambiar el curso de su guerra con Cersei. Una ocasión perfecta, por tanto, para que Emilia saque pecho ahora las tornas han cambiado. Y es que, bien cierto es que las guerras no las gana el valor, sino el oro.