«¡Purísima Concepción!» exclamaron algunos, con esa expresión que usan los torrevejenses para referirse a algo descomunal, pasmoso y hasta milagroso, cuando la patrona se asomó con las campanas al vuelo a la puerta de su templo arciprestal, dos años después de su última salida procesional. «Nunca antes había pasado tanto tiempo sin salir a la calle en los casi 80 años que tiene la actual talla de la Virgen de la ciudad», manifestó con alegría Antonio Aniorte, presidente de los Hijos de la Inmaculada, la asociación que se encarga de su culto y que encabezó la tradicional ofrenda floral.

Setenta asociaciones ofrecen ramos de flores a la Purísima a las puertas del templo arciprestal de la patrona de la localidad. | TONY SEVILLA

Así, contando los días, con honor y un sincero gesto de tributo, setenta asociaciones llegaron con cestos y centros de flores a la iglesia, tras recorrer las calles Caballero de Rodas y Moriones desde las inmediaciones del templo del Sagrado Corazón de Jesús. Lo hicieron acompañados por los acordes de siete bandas de música de la zona y arropados por la devoción de sus gentes, tan diversas como el municipio.

Guantes y gel en el intercambio de ramos. | TONY SEVILLA

Menos colectivos que otros años. También menos numerosos y muy cuidadosos con las normas para desfilar: en hileras de cuatro personas como máximo y guardando la distancia social. «Todo en formato reducido», era la previsión de la concejal de Fiestas, Concha Sala, aunque finalmente hubo una respuesta desbordante.

Despliegue musical con siete bandas de la zona. | TONY SEVILLA

Estaban las mismas ganas de siempre. El deseo era incluso más fervoroso después de la irrupción de la pandemia, que el año pasado enmudeció las calles y eclipsó las fiestas más significativas de la ciudad. Esa localidad que ya siendo una aldea rendía culto a la Inmaculada en una pequeña ermita, adornando con arcos de ramas y follaje la plaza de la Constitución y la calle Concepción desde comienzos del siglo XX.

Gaitas asturianas amenizan una jornada de celebración y devoción popular. | TONY SEVILLA

Unos festejos populares en honor a la Purísima que en 2020, aunque testimoniales, se reinventaron en formato virtual y ahora se despliegan con medidas de seguridad y prevención. Tras un reguero de pérdidas y un tiempo de tristeza y confinamiento, ayer fue un día especial para entregar a los pies de la patrona la ofrenda de flores, por esa necesidad de alegría y de retomar la normalidad. De recuperar el bullicio de la chiquillería y los petardos, de impregnarse del olor a pólvora y llenarse la vista de colores.

La festividad congrega a diferentes nacionalidades que están presentes en el municipio. | TONY SEVILLA

Entre mascarillas, con guantes y gel hidroalcohólico en el intercambio de ramos de flores, la jornada concluyó con el canto solemne de la Salve Marinera, a cargo del Orfeón de Torrevieja y la banda de la Unión Musical Torrevejense. Con los últimos acordes del himno la virgen volvió a entrar en la Iglesia de la Inmaculada, a la espera de que 729 días después, el próximo miércoles, no haya más restricciones que impidan que salga de nuevo a la calle con el esplendor de la procesión, que tantas emociones despierta entre los costaleros y quienes acompañan alumbrando. Un castillo de fuegos artificiales frente al casino pondrá el broche final a unas fiestas que han intentado controlar a un virus con el que aún habrá que convivir un tiempo.

Los más pequeños disfrutan de una tradición que se transmite de generación en generación. | TONY SEVILLA